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En cifras[editar]

LA POBLACIÓN GITANA Y EL EMPLEO

Nuestra serie de estudios, realizados en 2005, 2011 y 2018, muestran una situación de clara desigualdad y cómo esta situación se ha ido deteriorando con los años: se ha hecho aún más grande la brecha de la población gitana con el resto de la población.

Con una tasa de actividad muy similar entre la población gitana y la población general (el 56% de las personas gitanas o están ocupadas o en paro), la tasa de paro alcanza el 52% en la población gitana, más de tres veces la de la población general (14,5%).




Brecha de género: el paro de las mujeres gitanas es del 60% y la distancia con los hombres es sensiblemente mayor a la existente entre las mujeres y hombres de la población general. Ahora bien, cuando observa­mos la tasa de actividad por género es donde nos encontramos diferencias muy notables: la tasa de actividad para las mujeres gitanas cae hasta 38%, mientras la de los hombres es del 76%. En gran parte es debido a la dedicación de muchas mujeres al trabajo doméstico y a las responsabilidades familiares.

Poco empleo y en condiciones de precariedad.

El alto peso del trabajo autónomo y las altas tasas de temporalidad del trabajo asalariado, dibuja un escenario marcado por la débil protección en el empleo y posteriormente en el acceso a las prestaciones por desempleo y en las jubilaciones, donde priman las prestaciones no contributivas. Hay que destacar que el 19,3% de las personas gitanas en riesgo de pobreza están incorporadas al mercado laboral y cuentan con un empleo, por lo que podemos considerar que pertenecen al grupo de trabajadores pobres. El desempleo de larga duración (más de un año) afecta a más del 70% de las personas gitanas en paro y la cronicidad (más de cuatro años desempleado) afecta a más del 35%.

Una alta incidencia del trabajo autónomo, debido a la prevalencia de la venta en mercadillos y venta ambulante que continúa siendo la principal actividad laboral para las personas gitanas; a las que se dedica más de un tercio de los/as ocupados/as, mayoritariamente hombres. Esta misma actividad también afecta a las mujeres gitanas, pero no se las llega a considerar ocupadas, ya que mayoritariamen­te están incluidas dentro de las tareas domésticas/ actividad familiar y por lo tanto están en una situación de mayor desprotección.                                                                                                                                                                                                                     
 


El 63% de las personas jóvenes gitanas entre 16 y 29 años no están estudiando y tampoco están trabajan­do. 

Mientras que en la población general este porcentaje es del 15%, tras las altas tasas sufridas en los peores años de la crisis, en la población gitana continúa siendo muy alto.
Cabe destacar, para este tramo de edad (entre 16 y 29 años), las altas tasas de actividad: 67% en la población gitana frente al 54% en la población general. Esta mayor participación en la vida laboral de las personas gitanas más jóvenes respecto a las personas jóvenes en general, se debe a que a partir de los 15 años solo una minoría continúa estudiando.
De nuevo, si nos fijamos en la tasa de paro por edad: el 58% de las personas gitanas menores de 30 años está en el paro frente al 25% de las personas de la población general menores de 30 años.
        

 

EVOLUCIÓN DE LA SITUACIÓN LABORAL DE LA POBLACIÓN GITANA

Evolución de la situación laboral de la población gitana

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