En 2020 destacamos

El año marcado por la pandemia hemos estado Junto a las familias gitanas

En un año de crisis social, sanitaria y económica hemos continuado trabajando adaptando nuestros programas a la nueva realidad. Con Acceder, a través de los Itinerarios Individualizados de Inserción Laboral, atendimos a 1.385 personas, de las que 225 han encontrado un empleo, con un total de 372 inserciones laborales, siendo el 59% de jóvenes. Con Aprender Trabajando, en colaboración con Alcampo, ha sido clave en el acceso al empleo de la población joven, con un éxito de inserción laboral del 80% del total de participantes.

Las acciones de educación en las etapas educativas obligatorias tienen como objetivo conseguir el éxito escolar, se desarrollan a través del Programa Promociona con 94 alumnos y alumnas, de los cuales han titulado el 100%. Así mismo, han participado 280 menores en las acciones socioeducativas del PromocionaT a través de la financiación de Caixa Proinfancia, y aumentamos en el Promociona+ con 29 estudiantes en estudios post-obligatorios. Las acciones se han mantenido de forma telemática, por teléfono, o incluso con entrega física de tareas, siendo un apoyo clave para el alumnado y sus familias.

Hemos intensificado la atención ante Las demandas sociales de urgencia y desarrollando Itinerarios Sociolaborales con población perceptora de RMI, y demandantes del IMV a través del Programa Proinfancia o programas con la Consejería de Familia y Asuntos sociales dirigido a familias y menores en situación de alta vulnerabilidad social y exclusión residencial como la Cañada Real y las Sabinas en el Municipio de Móstoles. Hemos apoyado a 1.100 personas en la gestión del Ingreso Mínimo Vital (IMV).

Las demandas sociales de urgencia han aumentado y por eso hemos reforzado también ahí nuestra atención. Desarrollamos Itinerarios Sociolaborales con población perceptora de RMI, y demandantes del IMV a través del Programa Proinfancia o programas con la Consejería de Familia y Asuntos sociales dirigido a familias y menores en situación de alta vulnerabilidad social y exclusión residencial como la Cañada Real y las Sabinas en el Municipio de Móstoles y apoyado a 1.100 personas en la gestión del Ingreso Mínimo Vital (IMV).

En el Programa Calí, han participado 39 mujeres en itinerarios individualizados y 164 personas en acciones de sensibilización en género e igualdad de trato. Es importante la recogida y atención a los casos de discriminación durante el estado de alarma, por la generalización de bulos y señalamientos que se han ejercido contra la población gitana.

A principios de febrero acompañamos al Relator de Naciones Unidas para la Pobreza Extrema, Philip Alston a la Cañada, además una de nuestras participantes mostró la realidad de la comunidad gitana en un encuentro propiciado por EAPN España en Madrid. Este informe tuvo una gran repercusión mediática.

En el mes de julio conocimos el Informe, que nos habla de personas y grupos de población que se sienten abandonados y se han visto relegados a un estado de tercera clase sin acceso a los derechos de los cuales son titulares. Y, en concreto, habla de la necesidad real de una repuesta “de emergencia” para la comunidad gitana. Y especialmente la población de la Cañada, viviendas precarias, con incineradoras al lado, e instituciones que no adoptan las suficientes medidas para revertir esta situación.

Según cita el informe: Aunque se trata de ejemplos extremos, no necesariamente representativos de las condiciones en que vive la mayoría de las personas romaníes en España, resulta escandaloso comprobar hasta qué punto los poderes públicos correspondientes parecen haber abandonado a estas personas. La población residente libraba una batalla perdida para acceder a las ayudas y servicios públicos más básicos. En la Cañada Real, la gente vivía sin centro de salud, agencia de empleo, escuela o incluso electricidad legal, en una carretera sin asfaltar directamente adyacente a unas incineradoras de desechos, dentro de una zona considerada peligrosa para la salud.

Además destacar que durante el 2020 nos llegó la pandemia y el confinamiento tuvo graves consecuencias en las familias gitanas de los barrios de Madrid. De pronto paró la actividad en la venta ambulante, muchos participantes entraron en ERTES o fueron despedidos, lo que generó una situación de emergencia social y humanitaria.

Todos los programas se adaptaron rápidamente, la primera prioridad mantener el contacto con todos los y las participantes a través de teléfono, whatsApp, correo electrónico. En pocas semanas teníamos una visión del estado a través de una encuesta dirigida a participantes, y en breve empezamos a gestionar ayudas de emergencia a través del Fondo de Ayudas creado por la entidad a nivel nacional.

En Madrid tuvimos una demanda de más de 1.100 familias con necesidad económica grave, para ello nos coordinamos con todos los recursos tanto públicos como privados, para canalizar estas demandas. De forma directa entregamos 411 Tarjetas de Alcampo, y además a través del Grupo de Participación de Jóvenes gestionamos a través del Banco de Alimentos y Mercamadrid entregas de alimentos frescos durante un mes a un total de 70 familias.

Pero además ante las dificultades de atención de muchas familias y la premura que las administraciones impusieron, hemos sido un apoyo crucial para las personas que querían solicitar el Ingreso Mínimo Vital, llegando a gestionar un total de 860, y el apoyo a más de 1100 personas. Todo esto en un escenario de atención presencial con todas las medidas de seguridad para los profesionales y las personas que atendimos.

En la Cañada Real se han llevado a cabo programas de intervención social y laboral que incluye a población inmigrante, además de acciones de fomento de la Interculturalidad y la Cohesión Social como el Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI) junto con Accem, la Caixa, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid. Durante el confinamiento desarrollando labores de apoyo en la distribución de menús escolares, reparto de mascarillas, información de ayudas.