Luchamos contra los impactos más graves de la pandemia COVID-19

Una parte significativa de la comunidad gitana ha venido padeciendo la exclusión social y la pobreza generación tras generación, condiciones que impiden desarrollar una vida digna y en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad, y que afectan negativamente no solo al presente de las personas que viven estas situaciones, si no al futuro de las niñas y niños gitanos. Pero en el año 2020, la pandemia Covid-19 y sus efectos a nivel sanitario y también a nivel económico y social, han impactado de manera muy grave en la comunidad gitana, principalmente en aquellas familias que se encontraban ya en situación de mayor vulnerabilidad. 

Ha sido un año marcado por una situación a la que nunca nos habíamos enfrentado, que ha exigido una reorganización de nuestras prioridades, de nuestras acciones y en general de toda nuestra actividad como entidad y como equipo de profesionales. 

En primer lugar, para evaluar el alcance de la situación, la FSG entendió necesario realizar un estudio sobre el impacto de la pandemia y sus consecuencias en las personas participantes de los distintos servicios de la entidad.  Nuestros equipos de profesionales llevaron a cabo una encuesta telefónica a las personas gitanas participantes, con el objeto de conocer mejor cómo les estaba afectando la crisis sociosanitaria provocada por el Covid-19 en sus hogares, conocer las necesidades reales, adecuar nuestra intervención y nuestras demandas a las administraciones públicas. Se entrevistó a 10.935 personas en 68 ciudades de 14 Comunidades Autónomas durante la semana del 30 de marzo al 3 de abril. La encuesta aportó datos sobre cinco ámbitos: situación sanitaria, situación de necesidades sociales, situación en el empleo, situación educativa de los menores y percepción de situaciones de discriminación.  

Una situación de crisis sociosanitaria a la que nunca nos habíamos enfrentado hizo necesario reorientar nuestras prioridades intensificar y adaptanuestras acciones. 

Sus resultados fueron valiosos por suponer una buena radiografía de la situación general de la población gitana en esos momentos (casi 11.000 encuestas telefónicas en casi todo el país) y porque fue y es un instrumento útil para orientar las prioridades políticas y la toma de decisiones tanto para nuestra actividad como para los servicios públicos. La principal conclusión de la encuesta es que, en las primeras semanas de la pandemia, hubo baja incidencia de contagio en los hogares gitanos por el Covid-19, y que la situación más acuciante y que más preocupaba a las familias era la de cubrir las necesidades básicas y de alimentación; el confinamiento tuvo un efecto inmediato sobre la capacidad de ganarse la vida de gran parte de estas familias gitanas, que viven muy al día y subsisten con actividades precarias, a menudo irregulares y sin protección, y solo un tercio de las familias en pobreza extrema recibían prestaciones como la renta mínima. Además, tuvieron dificultades de acceso a medicinas y productos de limpieza, sobre todo en las zonas de mayor exclusión socioresidencial, dificultades para seguir recibiendo la comida que les corresponde como beneficiarios de becas de comedor, grandes dificultades para ser atendidos por los servicios sociales, y dificultades derivadas de la brecha digital que han impactado sobre todo en la infancia para su proceso educativo, y también en las personas que se encontraban realizando formación profesional, entre otras. 

Es por ello que nuestros programas de intervención y nuestras acciones de sensibilización política y social se volcaron en ayudar a paliar estos efectos no solo en las familias que atendemos y en los barrios donde desarrollamos nuestra labor, si no en todas aquellas personas gitanas que se acercaron a solicitarnos ayuda y en colaboración con los recursos sociales, sanitarios, de protección ciudadana, etc. 

En este año de pandemia sanitaria y de crisis socioeconómica, nuestros servicios de apoyo social han tenido que ser dimensionados para poder dar respuesta a la situación de las familias atendiendo a casi 17.000 personas, más del doble que el año anterior, con un aumento exponencial de las actividades de apoyo a las mismas, y más de 68.000 gestiones realizadas.  

Nuestra preocupación: estar con las personas gitanas. Nuestra respuesta:  multiplicar las actuaciones, adaptarlas y colaborar con recursos públicos y otras entidades.

Una de las primeras acciones fue la puesta en marcha en el mes de marzo del Fondo de Emergencia Social #JuntoALasFamiliasGitanas, para dar respuesta a la situación de vulnerabilidad en que habían quedado miles de familias por la falta de alimentos y productos de primera necesidad, llegando a atender desde este fondo a cerca de 4.000 familias gitanas (con un impacto en casi 16.200 personas). Además, colaboramos con entidades aliadas como la Caixa contribuyendo a la distribución del fondo de ayuda de su programa Proinfancia, con el que apoyamos a cerca de 1.000 familias gitanas (unas 4.200 personas). 

Otro bloque de acciones puesto en marcha desde el comienzo de la pandemia, han sido las actividades de sensibilización y difusión de información, dirigidas tanto a la comunidad gitana con la que trabajamos como a nuestros propios equipos, sobre el COVID19 y las medidas de prevención de contagio, diseñando materiales especialmente adaptados a distintas edades.  

Intensificamos también nuestra línea de apoyo dirigida a las familias gitanas para el acceso a los servicios públicos (sociales y educativos), a bienes de primera necesidad (alimentación e higiene principalmente), apoyo a gestión de ERTES, moratorias en vivienda, Ingreso Mínimo Vital y otras medidas puestas en marcha por las administraciones. También colaboramos en el apoyo sociosanitario a la población gitana residente en enclaves de exclusión residencial junto con las administraciones públicas de los distintos niveles de la administración, sus recursos sociales, de emergencia como Protección Civil, sanitarios y educativos, ya que desde el comienzo de la pandemia nos preocuparon especialmente los enclaves de segregación que tuvieron muchas dificultades sobre todo en los momentos de confinamiento domiciliario. 

Una medida muy aplaudida por nuestra entidad, la nueva prestación de la seguridad social Ingreso Mínimo Vital, ha supuesto desde su anuncio por parte del Gobierno una importante oportunidad para paliar las necesidades básicas de muchas familias gitanas en situación de pobreza, ha sido una medida en la que nuestros equipos se han involucrado activamente para garantizar que ninguna familia gitana se quede atrás: hemos difundido su puesta en marcha y los procedimientos de solicitud, hemos atendido dudas y ayudado en las tramitaciones y en los requerimientos, con un total de 8.042 solicitudes apoyadas, hemos colaborado con las oficinas de la seguridad social y de servicios sociales en la medida que ha sido necesario y posible, y hemos trabajado tanto con el Ministerio de Inclusión como con las comunidades autónomas tanto en la mejora de los mecanismos de la prestación como en los mecanismos de complementariedad con las rentas autonómicas. 

Maite Andrés
Directora del Departamento de Inclusión social