Adaptamos y ampliamos nuestros servicios para apoyar a las familias gitanas más vulnerables en la salida de la crisis social y sanitaria

Una parte significativa de la comunidad gitana ha venido padeciendo la exclusión social y la pobreza generación tras generación, condiciones que impiden desarrollar una vida digna y en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad, y que afectan negativamente no solo al presente de las personas que viven estas situaciones, si no al futuro de las niñas y niños gitanos.

En el año 2021, las sucesivas olas de la pandemia Covid-19 y sus efectos a nivel sanitario, económico y social, han seguido impactando de manera grave en la comunidad gitana, principalmente en aquellas familias que se encontraban ya en situación de mayor vulnerabilidad. Un año que ha seguido marcado por una situación sobrevenida que ha seguido exigiendo la adaptación de nuestras acciones y de nuestra actividad como entidad y como equipo de profesionales.

Nuestros programas de intervención y nuestras acciones de sensibilización política y social se han mantenido centrados en los pilares básicos que sustentan la inclusión social y la garantía de los derechos, compatibilizando con las medidas de prevención sanitaria. Hemos priorizado la atención a las familias en situación de pobreza o exclusión que tienen menores a cargo y, sobre todo, a las personas gitanas que viven en entornos degradados. También hemos seguido apoyando a las mujeres gitanas en situación de mayor vulnerabilidad, que desde el comienzo de la pandemia han visto aumentadas las desigualdades de género, sociales y económicas, con más carga de cuidados y mayor pobreza.

Compaginamos el apoyo a las familias para paliar los efectos económicos y sanitarios de la pandemia, con acciones de promoción y formación para la inclusión.

Se ha mantenido con especial refuerzo el servicio integral y adaptado a las necesidades de las personas gitanas con apoyo, orientación y acompañamiento en materia de necesidades básicas, como el apoyo en el acceso a prestaciones sociales principalmente el Ingreso Mínimo Vital, requerimientos por actualización de cuantías y su complementariedad con las rentas básicas autonómicas, acompañamiento y orientación en aspectos de ámbito social, acceso y mantenimiento de la vivienda, educación, salud (especialmente relacionado con el COVID-19) y desarrollo personal que responda a las necesidades de las familias gitanas como consecuencia de la pandemia, abordando los condicionantes que limiten las condiciones mínimas vitales, en colaboración con los recursos públicos.

Ha sido especialmente relevante el Servicio de apoyo a las tramitaciones y gestiones relacionadas con el Ingreso Mínimo Vital como prestación de la seguridad social, que desde su puesta en marcha en junio de 2020 por parte del Gobierno ha supuesto una importante oportunidad para paliar las necesidades básicas de muchas familias gitanas en situación de pobreza, y en la que los equipos de la FSG se han involucrado activamente. Nos hemos mantenido actualizados en cuanto a las novedades y modificaciones que ha tenido su regulación durante 2021, de manera que pudiéramos atender las numerosas demandas de información y dudas que las personas destinatarias de las ayudas, acrecentado además por la saturación de las oficinas de la seguridad social y de los servicios sociales locales.

Las mujeres gitanas, un ejemplo de resiliencia en la salida de la crisis social y sanitaria derivada del Covid19.

Hemos mantenido esfuerzos en paliar uno de los problemas más graves que padece una parte significativa de la comunidad gitana, que es la exclusión residencial grave, como el chabolismo y los barrios segregados y de infravivienda, un problema estructural que hemos abordado no solo con acciones de apoyo en el acceso a una vivienda digna de las familias gitanas más necesitadas, sino también con incidencia política a través de instrumentos y espacios a nuestro alcance, como la elaboración de la nueva Ley del Derecho a la Vivienda o el Plan Estatal de Vivienda 22-25, los fondos europeos, las políticas regionales, etc., el trabajo en red con otras organizaciones sociales o plataformas y la interlocución directa con responsables públicos en la materia.

Otro bloque de acciones puesto en marcha desde el comienzo de la pandemia y que hemos mantenido en 2021, han sido las actividades de sensibilización y difusión de información de tipo sanitario, dirigidas tanto a la comunidad gitana con la que trabajamos como a nuestros propios equipos, sobre el COVID19, la vacunación y las medidas de prevención de contagio, diseñando materiales especialmente adaptados a distintas edades.

En este segundo año de pandemia, nuestros servicios de apoyo a la inclusión social se han mantenido dimensionados para poder seguir dando respuesta a la situación de las familias gitanas, atendiendo a más de 15.700 personas con más de 65.600 gestiones y actividades realizadas.

Maite Andrés
Directora del Departamento de Inclusión social