13 de Noviembre de 2009
El suplemento “Los Domingos de La Voz”, incluido en el periódico La Voz de Galicia del pasado 8 de noviembre, dedicó sus cuatro primeras páginas a un interesante reportaje sobre gitanos y gitanas gallegos muy alejado de la imagen habitual de marginalidad y exclusión que suele difundirse en algunos medios, restando incluso protagonismo al 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín.
“Felipe estudió dos carreras universitarias. Vive con su familia en un piso de Milladoiro. A sus vecinos jamás se les ocurriría montar una pancarta de protesta en la puerta. Dolores y Lucía trabajan como azafatas de congresos. Les gusta ir a la moda, cuidan su alimentación. No son excepciones: casi tres cuartas partes de los 11.000 gitanos gallegos caminan a este lado del muro”. Con esta entradilla presentan la primera parte del reportaje que, más adelante, se centra en cuestiones relacionadas con la promoción de la salud en la comunidad gitana y la labor que viene realizando la Fundación Secretariado Gitano - Galicia en este ámbito.
El reportaje no esquiva tópicos o temas de actualidad como “¿Quién vio al burro del ascensor?” en relación a los primeros o, sobre los segundos, el caso del niño orensano con obesidad mórbida, presente estos días en todos los medios de comunicación. Sobre el mismo, el director territorial de la FSG comenta: “Aún sin conocer el caso con todos sus detalles, sí tengo muy claro que en un caso como este en el que hay un problema grave de salud, las leyes que rigen para todos están por encima del especial apego que tienen los gitanos a la unidad familiar”, asegura. En su opinión, situaciones como esta se producen porque este sector de población, que habitualmente ha vivido con muchas penurias, “carece de una cultura moderna de alimentación: a veces confunden calidad con cantidad, a lo que se une la sedentarización”. Este es, según González Avión, uno de los muchos retos que asume la Fundación Secretariado Xitano, aunque sus prioridades sean la normalización de este colectivo en las áreas de vivienda, trabajo y formación, sobre todo la primera de ellas, porque defiende que el paso de una chabola a una vivienda digna “marca un nuevo camino en el futuro de esta gente”.
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