Luchamos contra la pobreza y la exclusión social

Nuestra sociedad sigue teniendo la necesidad acuciante de mejorar la calidad de vida y la cohesión social de la ciudadanía, dados los niveles de pobreza y de brecha social que aún persisten, y que dañan sobre todo a aquellos grupos más excluidos, como a una parte significativa de la población gitana.

Una necesidad que para la FSG se ha convertido en un fin: romper el círculo de la pobreza y la exclusión social de las familias gitanas, abordando de manera integral sus dificultades e impulsando la garantía tanto de sus derechos fundamentales como de los sociales y económicos, promoviendo la convivencia y favoreciendo que sean partícipes activos de la sociedad a la que pertenecen. Desarrollo personal, educación, capacitación y acceso a un empleo, vivienda digna, adecuado estado de salud… pero también ruptura de barreras internas y externas que sostienen la vulnerabilidad que padecen: falta de participación, segregación, falta de libertad en la toma de decisiones, dificultades de convivencia, prejuicios…

Desde la FSG llevamos tiempo apostando por actuaciones de carácter integral en contextos de diversidad cultural, con un enfoque de acción comunitaria para posibilitar la participación social en el ejercicio de una ciudadanía activa y una convivencia constructiva. Actuaciones que les acerquen a los recursos y los servicios y que garanticen la igualdad de oportunidades y la garantía de los derechos, partiendo de las necesidades individuales de cada persona y cada familia.

La igualdad de género está siendo una de nuestras prioridades para poder alcanzar la verdadera igualdad de oportunidades y de derechos de la comunidad gitana. Un apoyo a las mujeres gitanas, que teniendo en cuenta toda su diversidad, están necesitando de espacios propios para avanzar, aprender, colaborar, participar y aportar a la sociedad, sin dejar de lado su propia identidad como mujeres y como gitanas. Pero también un impulso del valor de la igualdad en todas las personas de la comunidad, hombres y mujeres, mayores y pequeños, para sensibilizar sobre la necesidad de compartir primero responsabilidades para poder compartir después los logros.

También en 2018 y en el ámbito de la vivienda hemos centrado nuestro trabajo en dos líneas fundamentales: por un lado en el trabajo directo con familias gitanas para favorecer su acceso a un hogar digno en un contexto inclusivo e integrador, con procesos de acompañamiento y orientación en su incorporación a una nueva vivienda, en el cuidado del entorno y la vida en comunidad, contribuyendo al desarrollo comunitario de los barrios, y además ofreciendo información y apoyo en gestiones relacionadas con el ámbito de la vivienda a personas gitanas.

Y por otro lado, hemos seguido sensibilizando a las administraciones públicas y otros agentes clave sobre las tareas pendientes que el diagnóstico de la situación residencial de la población gitana derivado del Estudio-Mapa sobre vivienda y población gitana 2015, realizado por la FSG y Daleph por encargo por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ha marcado: problemáticas de infravivienda, chabolismo y segregación residencial de parte de la comunidad gitana a las que es preciso dar solución. Los resultados y conclusiones de este estudio han servido de base para movilizar esfuerzos en distintas comunidades autónomas y a nivel estatal y europeo.

Maite Andrés
Directora del Departamento de Inclusión social