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Discriminación y Comunidad gitana 2016
De esta forma es necesario cambiar la definición y la
apreciación de la participación en los espacios de la so-
ciedad civil para abarcar nuevas formas de colaboración.
Las esferas democráticas, requieren de la participación
significativa de los jóvenes gitanos, promover la ciuda-
danía activa, fomentar la responsabilidad social y poder
mejorar los mecanismos de entendimiento.
Los últimos 4 años, han visto un creciente reconoci-
miento de la importancia de la participación de los
jóvenes, no sólo gitanos, en la toma de decisiones
así como los esfuerzos (quizá no siempre acerta-
dos, pero esfuerzos al fin y al cabo) para involucrar
a la juventud que han dado lugar a una mejor for-
mulación de políticas, implementación y evaluación.
El Roma Youth Action Plan da buena cuenta de ello. A
pesar de las muchas mejoras y revisiones que necesita,
dicho plan de acción ha sido impulsado por un creciente
consenso de que la participación de la juventud gitana
no solo ha demostrado tener un valor manifiesto sino
que además, es un derecho ciudadano.
Dentro del contexto español, el manual Mirrors, debería
tomarse como un gran ejemplo de buenas prácticas
en ambos sentidos, tanto en sus contenidos, como en
su elaboración.
El anti-gitanismo, campa a sus anchas por el país
disfrazado de indiferencia, humor y con la complici-
dad de los medios de comunicación, por lo tanto, la
educación en derechos humanos enfocada a luchar
contra esta lacra social, debe ser incluida en la agenda
política de los gobiernos nacionales y autonómicos.
La comunidad gitana, a través de estudiantes, jóvenes
graduados/as, activistas e intelectuales, debe dar voz
y usar su talento para generar opinión, incluyendo el
anti-gitanismo en el debate público para producir una
verdadera investigación basada en la evidencia sobre
desarrollo juvenil, escuchando las experiencias y aspira-
ciones de los jóvenes gitanos/as en actividades, pro-
gramas, proyectos y creación de políticas.
Por otra parte, es necesaria una reformulación del con-
cepto de participación ciudadana, y por ende, a la forma
en que la comunidad romaní interviene en las decisio-
nes políticas que les afectan. A pesar de que España
ha creado canales de participación y de diálogo con la
comunidad gitana, apenas se han desarrollado mecanis-
mos que realmente reflejen los problemas de nuestra
comunidad en cuanto a la interacción con el resto de la
sociedad y sus percepciones hacia el grupo.
Para ello, la participación juvenil gitana debe asumir
una particular relevancia. Se nos ofrecen muchísimos
mecanismos hasta ahora apenas explorados, con una
amplia gama de arreglos institucionales y/o informales
especializados que atienden a los jóvenes, como los
consejos juveniles, consejos estudiantiles, asociacio-
nismo juvenil, ramas juveniles de partidos políticos y
otras tantas organizaciones e instituciones a nivel local
y nacional, donde la presencia del componente gitano
en dichos espacios de participación, es casi inexistente.
La inclusión del componente gitano en dichas esferas,
debe contribuir al desarrollo comunitario, la formulación
y la participación en creación de políticas que afectan
no sólo a la comunidad gitana, sino a toda la sociedad
en general.
Hay que perder el miedo a reclamar y a debatir en las
esferas políticas a través de nuevos mecanismos de
participación ciudadana. Desde que España instauró la
democracia, el asociacionismo ha recogido un testigo
que por definición, les correspondía directamente a los
gobiernos. Aun así el rol de la juventud gitana y su lugar
nunca ha sido bien definido, estando siempre en tierra
de nadie.
Por otra parte, no podemos olvidar que el bienestar y
la seguridad de los ciudadanos es responsabilidad del
Estado. Intervenir en la formulación de las políticas que
aseguren el bienestar y el reconocimiento de dichos
derechos y libertades, pertenece o debe pertenecer a
la sociedad civil.
Y por supuesto, las organizaciones gitanas deben jugar
un papel importante, pero no debe olvidar la juventud, la
comunidad gitana en general y por supuesto los gobier-
nos, que las asociaciones deben ser un mecanismo de
dialogo y formulación, no una varita mágica para arreglar
los males sociales.
Un gran ejemplo de una excelente oportunidad perdida,
ha sido la Década para la Inclusión Roma. Después de
promesas de construir puentes de diálogo y de com-
partir “buenas prácticas” por parte de los estamentos
políticos del Estado, la vida cotidiana y los problemas
de anti-gitanismo sufridos por la comunidad romaní,
siguen siendo ignorados por las instituciones y la co-
munidad gitana sigue enfrentándose a la mayor discri-
minación que ningún otro grupo en el país jamás haya
soportado.
Como resaltaba Zeljko Jovanovic en su reflexión a la
clausura de la Década Roma, demasiados actores se
han atrincherado en la industria de los proyectos fi-
nanciados por la UE. Y estas actividades podrían con-
ducir a mejoras limitadas, pero a nivel nacional, han
sido insuficientes e ineficaces en la creación y fomen-
to de igualdad y en la lucha contra la discriminación.
Se han primado los resultados a corto plazo, y se ha