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I GUÍA PARA COMBATIR EL DISCURSO DE ODIO
Sobre esta definición
es relevante, además,
tener en cuenta algunas
consideraciones:
Para identificar el discurso de odio,
hay que prestar atención a quiénes
son sus destinatarios:
Para que pueda ser considerado dis-
curso de odio, sus destinatarios deben
ser personas, y/o colectivos (una con-
dición, pertenencia o afinidad),
que ha-
yan sufrido históricamente, o sufran en
la actualidad, una situación de discri-
minación, opresión o vulnerabilidad,
por ejemplo minorías étnicas como
el pueblo gitano y otras, las personas
LGBT, las personas judías, personas con
discapacidad, personas sin hogar, per-
sonas pertenecientes a minorías religio-
sas, personas migrantes, etc.
Asimismo,
hay que destacar que a menudo el dis-
curso de odio está marcado o motiva-
do por un componente sexista o misó-
gino
(por ejemplo, cuando se producen
amenazas contra mujeres activistas fe-
ministas, lesbianas o transexuales).
El impacto del discurso de odio es múltiple:
Provoca daños psicológicos, ya que busca de-
nigrar, humillar, supone una afrenta a la dig-
nidad y puede incitar a la violencia o la dis-
criminación contra esa persona o grupo de
personas, por el simple hecho de pertenecer a
un determinado colectivo. Es decir, el discur-
so de odio
lanza una manifestación de odio
y rechazo hacia ese colectivo.
Esto puede
crear una sensación de miedo e inseguridad
a todo el grupo. Sobre esta cuestión, hay que
tener en cuenta que el objetivo último de este
tipo de discurso es mantener la subordinación
de determinados grupos sociales o colecti-
vos. Por ello, además de las consecuencias
para estos grupos, el discurso de odio tienes
graves consecuencias también para la socie-
dad en su conjunto, ya que contribuye a crear
sociedades desiguales y poco cohesionadas.
El discurso de odio puede llegar a ser un
delito de odio,
cuando tiene lugar en un con-
texto público y se considere que pueda inci-
tar actos de violencia, intimidación, hostilidad
o discriminación contra un grupo o persona
de los colectivos mencionados. En cualquier
caso, el discurso de odio es siempre un
ata-
que a los derechos fundamentales
de las
personas destinatarias (dignidad de la perso-
na, derecho a no discriminación, derecho a la
igualdad).