Rosa María, llegó rota, pero el amor por su hija y el cariño de sus compañeras han hecho el milagro. Rosa Maria ha vuelto a reír.
Hace un año que he sido madre de una niña muy bonita.
Ser madre es una cosa que no se puede imaginar, lo más bonito que hay. A mí me ha cambiado mucho, me ha hecho ver la vida de otra manera. Me está ayudando a salir de mis problemas.
Mi niña me está dando mucha fuerza, ella es lo más importante en mi vida.
Rosa Maria Motos Hernández
Proyecto Puente Carabanchel