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FSG informe Anual 2017
 

Maite Andrés.
Directora del Departamento de Inclusión Social.

Abordamos la vivienda como una de las cuestiones clave para romper el círculo de la pobreza y la exclusión.

A FONDO

El reto de la vivienda como llave para la inclusión social

La situación residencial en los procesos de inclusión social se hace patente en colectivos como la población gitana, para la que el acceso a la vivienda ha comportado avances en otros ámbitos fundamentales como la salud, la educación, la formación y el empleo, el acceso a otros servicios y recursos para el ejercicio efectivo de la ciudadanía. Por eso, la garantía de unas condiciones residenciales dignas e inclusivas de las familias gitanas es una de las líneas centrales de nuestra acción.

Para hacer explícitas las dificultades que determinados colectivos sociales tienen en el acceso a la vivienda, se han elaborado y puesto en marcha Estrategias y Planes de actuación que a nivel político han intentado identificar y diagnosticar adecuadamente los problemas existentes, así como darles solución o paliar sus consecuencias para los grupos y personas afectados.

En este sentido, la Estrategia Nacional para la Inclusión Social de la Población Gitana en España 2012 - 2020, cuyo fin último es conseguir que la población gitana alcance la equidad con el resto de la población y su ciudadanía plena, identifica los principales objetivos a alcanzar a través de distintas políticas públicas, especialmente en los ámbitos de la vivienda, la educación, la salud y el empleo. Y siguiendo la estela de la Estrategia Nacional, las estrategias o planes regionales y locales que se han ido diseñando en los últimos años en España también han contemplado en mayor o menor medida, los mismos ámbitos de focalización de las intervenciones públicas.

Según los resultados del Estudio-Mapa sobre vivienda y población gitana 2015, los objetivos cuantitativos fijados por esta Estrategia Nacional han sido alcanzados en términos generales: ha habido una progresiva mejora en las condiciones socioresidenciales de la población gitana en España desde el año 2007, en parte por la voluntad de muchas familias gitanas de mejorar sus condiciones de vida pasando por residir en un hogar digno, y en parte por las intervenciones públicas llevadas a cabo que han contribuido a mejorar las viviendas en que reside la población gitana y su entorno, y a reducir las dificultades en el proceso de inclusión social de las familias gitanas y de toda la comunidad

Los datos permiten desechar el tópico que vincula a la población gitana con chabolismo y núcleos segregados, ya que el 92,88% de la población gitana en España reside en el entramado urbano y menos del 3% reside en asentamientos segregados, habiéndose reducido la infravivienda que representaba en 2007 el 11,66% del total de viviendas y el 8,63% en 2015. No obstante, es preciso subrayar que ese porcentaje de infraviviendas se traduce en más de 9.000 hogares que no presentan las condiciones mínimas de habitabilidad, siendo el 2,17% de ellas consideradas específicamente chabolas.

Sin embargo, la reducción registrada en la infravivienda y los asentamientos segregados no debe conducir a pensar que no es preciso seguir interviniendo, y de manera urgente, principalmente cuando en estos contextos de segregación espacial se ubican viviendas que no cumplen las condiciones mínimas de habitabilidad, como es el caso del chabolismo. Conviene tener muy presente que casi 3.000 hogares de familias gitanas residen en barrios que presentan desventajas comparativas respecto a las restantes localizaciones en términos de equipamientos, dotaciones y servicios públicos, y que por lo tanto se hallan en mayor desigualdad y riesgo de exclusión que el resto de la población.

Por ello, es más necesario que nunca persistir en el despliegue de medidas y actuaciones para erradicar definitivamente las situaciones de exclusión residencial que aún existen en nuestro país, a fin de contribuir a dar continuidad a los procesos de inclusión social de la población gitana que se hallan en marcha, y evitar retrocesos en este terreno. La persistencia de las situaciones de infravivienda no hace más que agravar y perpetuar, incluso a veces generacionalmente, la exclusión en todos los ámbitos: son condiciones degradantes e indignas que afectan a la salud de las familias, al acceso a la formación y al empleo, a la educación, a sus relaciones sociales, y en definitiva a su inclusión en la sociedad.

Para luchar contra las desigualdades y la transmisión intergeneracional de la pobreza que afectan a este y otros grupos de población, es fundamental apostar por la regeneración física, social, económica y ambiental de los entornos de residencia, en coherencia con el marco sostenible, integrador e inteligente de la Estrategia Europa 2020 y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluye dentro de sus 17 prioridades el fin de la pobreza, la reducción de las desigualdades y el fomento de ciudades y comunidades sostenibles.

Y para conseguirlo, un elemento clave es el desarrollo de políticas integrales. Complementar las políticas de acceso a la vivienda con otras políticas sociales, de empleo y educativas dirigiendo de manera integrada y coordinada sus esfuerzos hacia objetivos comunes de garantía de la inclusión social de los sectores de la ciudadanía más empobrecidos y vulnerables, como lo es parte de la población gitana.

Resulta fundamental el diseño y desarrollo de medidas en las que se impliquen, con una adecuada colaboración y trabajo conjunto, diferentes niveles de la administración, con especial relevancia del nivel local pero también el regional y estatal, diferentes departamentos y recursos públicos, así como el tercer sector de acción social, con el aprovechamiento de los marcos políticos y vías de financiación que ofrecen las instituciones y organismos europeos, como el Fondo Social Europeo y el Feder, dentro del periodo de programación actual, o el recientemente elaborado Plan Estatal de Vivienda 2018-2021, que contempla dentro de uno de sus programas específicos las actuaciones de rehabilitación, regeneración urbana y acompañamiento social en contextos de segregación residencial grave, como son los casos de chabolismo.


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