Una parte significativa de la comunidad gitana sigue padeciendo la exclusión social y la pobreza, situaciones que están impidiendo a estas familias desarrollar una vida digna y en igualdad de condiciones con el resto de la sociedad, y que condicionan el futuro de las niñas y niños gitanos.
Nuestros programas y nuestras acciones de sensibilización política y social se han centrado en los pilares básicos que sustentan una adecuada inclusión: una vivienda digna en entornos integrados, la formación y el empleo, una educación de calidad, la garantía de que las necesidades básicas y de salud de las personas y las familias estén cubiertas y el ejercicio de una ciudadanía activa, participativa y constructiva.
Hemos priorizado a los grupos de población que se encuentran con mayor desventaja y/o riesgo como son las familias en situación de pobreza o exclusión, sobre todo las que tienen menores a cargo, las mujeres gitanas para garantizar la
igualdad de oportunidades y romper las barreras internas y externas que favorecen su vulnerabilidad por ser mujeres y por ser gitanas, las familias gitanas en situación de exclusión grave y las mujeres gitanas víctimas de violencia de género.
Pero también hemos apoyado a otros grupos, como la juventud gitana, que no solo reivindican igualdad de oportunidades, sino también un papel activo en la sociedad dando voz a sus intereses y necesidades en espacios compartidos con el resto de la juventud.
Como resultado de ello, durante el año 2017 se ha atendido a un total de 7.322 personas (de ellas 4.933 mujeres, y 646 personas Roma): 5.330 familias han recibido atención en cuestiones sociales básicas, 784 han sido atendidas en cuestiones relacionadas con la vivienda, 1.159 han participado en acciones de promoción de la salud y 776 jóvenes.