Tengo 26 años, casado con dos hijos y esperando el tercero. Vivo en Carabanchel en un piso del Consorcio. Me gustan mucho la naturaleza y los coches. Ahora estoy aprendiendo lo que no aprendí de pequeño.
Desde muy pequeño he tenido que trabajar. Tenía más o menos 9 años y ayudaba a mi padre a cargar cartón hierro o plástico.
Cuando había trabajo en el campo, ahí que nos íbamos toda la familia: abuelos, tíos y primos. Nos prestaban una casa medio derribada, sin agua ni luz. Cocinábamos en la chimenea y llevábamos bombonas de agua. Estábamos unos meses, lo que tardáramos en recoger la cosecha de tomate, cebolla uva o pimientos.
También nos hemos dedicado a la venta ambulante de cacharros o ropa usada. La vida estaba muy mal. No había ayudas, ni pisos ni RMI, y mis padres no tenían otra cosa porque eran analfabetos y muy cerrados de mente.
Cómo yo era de los grandes les tenía que ayudar y no fui al colegio. Además no nos dábamos cuenta de lo importante que es saber.
Ahora ya si, ya lo sabemos. Mis hermanos pequeños van hasta al Instituto y mis hijos aunque son pequeños los llevo al colegio.
Luis Hernández Fernández
Proyecto Puente Carabanchel