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El desmantelamiento de El Tejerín (Segovia), un importante paso más, pero no el último, para la erradicación del chabolismo[editar]

15 de Junio de 2010
FSG

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El 11 de junio se dio un nuevo e importante paso adelante para la erradicación definitiva del problema del chabolismo en España. Las dos últimas infraviviendas del asentamiento de El Tejerín (Segovia) que aún quedaban en pie fueron derrumbadas en un acto ­al que acudieron, entre otros, el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes y el director estatal de la FSG, Isidro Rodríguez. Este derribo puso punto y final a un periodo de 33 años durante el que decenas de familias gitanas han vivido segregadas y sin las mínimas condiciones de habitabilidad en este poblado. 

El derribo de este asentamiento chabolista, en cuyo proceso de realojo la FSG ha estado directa y activamente involucrada, supone acabar con una forma de hacer las cosas que durante años ha condenado a los gitanos a estar excluidos de la sociedad. No obstante, el éxito del Programa de Realojo sólo será tal cuando las familias (realojadas temporalmente en viviendas en el libre mercado y otras fórmulas como Viviendas Propiedad Municipal o de EVISEGO) accedan a viviendas más definitivas, en condiciones adecuadas a su realidad. Para ello, la FSG ve imprescindible una política de vivienda pública que tenga en cuenta las posibilidades de acceso de estas familias. 

Aunque en 1977 El Tejerín surgió como respuesta temporal del Ayuntamiento de Segovia a la petición de la Asociación de Promoción Gitana “Virgen del Fuencisla” para paliar los problemas de vivienda de varias familias gitanas, el asentamiento ha estado en pie 33 años. Y pese a que hubo varios intentos de realojo, no tuvieron éxito y nuevas familias fueron ocupando el poblado, convertido con el paso del tiempo en un gueto deteriorado por el desempleo, la falta de higiene, la drogodependencia, el absentismo escolar y la falta de expectativas laborales. 

La importancia del realojo

En 2006 la FSG acordó con el Ayuntamiento de Segovia dar una serie de pasos para acabar poco a poco, y de manera definitiva, con el poblado chabolista y garantizar el realojo exitoso de las familias. Como consecuencia de estos acuerdos, en enero del 2009, el Ayuntamiento llevó a cabo una operación de limpieza, retirando más de 800 toneladas de residuos.  

Ese mismo año se realojó a las primeras familias y se derribaron dos chabolas y dos casas prefabricadas. Mientras tanto, los técnicos de Servicios Sociales del Ayuntamiento y la FSG avanzaban en el acompañamiento de las familias gitanas para integrarlas, fomentando conductas de convivencia social y su autonomía.  

El avance definitivo hacia la desaparición de El Tejerín se da este año, con el realojo de las últimas 10 familias y el derribo de los cinco módulos que quedaban; los dos últimos, el pasado viernes. Ahora solo resta evitar que nuevas familias ocupen ilegalmente la zona.

Un camino por recorrer

Pese a la desaparición de El Tejerín, desgraciadamente en España un 4% de las familias gitanas vive aún en asentamientos segregados y otros tipos de hábitat indignos o inadecuados, sobre todo en Galicia y Andalucía, según el informe Mapa sobre vivienda y comunidad gitana, 2007 realizado por la FSG y el Ministerio de Vivienda. 

Es cierto que en los últimos años las administraciones públicas han hecho un esfuerzo importante y ha habido un avance en la situación residencial de la comunidad gitana; sin embargo, se mantienen graves desigualdades en materia de vivienda con respecto al resto de la población, y situaciones de exclusión y conculcación de derechos básicos ligadas a la vivienda. Condiciones de vida que deberían ser intolerables para uno de los países más prósperos del planeta.

Desde la FSG entendemos que el acceso a una vivienda es una condición esencial para la promoción e integración social de cualquier persona y que las autoridades públicas deben seguir trabajando para dar respuesta a esta situación.

El chabolismo es un problema de todos. El progreso colectivo de una ciudad sólo es posible si todos sus ciudadanos están en las mínimas condiciones sociales.

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