31 de Marzo de 2009
En pleno febrero, el circo gitano de Alexandre Romanès, ha aterrizado, cual pájaro, en la explanada de los Jardines de Viveros con el espectáculo Les oiseaux son les gitans du cel (Los gitanos son los pájaros del cielo). La propuesta se encuentra enmarcada dentro del festival Valencia Escena Oberta (VEO), uno de los baluartes de las artes escénicas de la ciudad.
Alexandre Romanès, creador y director del circo, nos ofrece un espectáculo sobrio e intimista, donde queda reflejada una visión propia y esencial de su herencia circense: “Mi madre, mi padre y mis hermanas dormían en la caravana, mis hermanos y yo dormíamos fuera. Éramos felices”
Alexandre Bouglione nació en París en 1951, en el seno de una familia gitana de origen Sinti. A los diez años debuta con su primera actuación como equilibrista en el circo familiar, uno de los más famosos de Francia. Durante los años de infancia y juventud aprende el oficio y se convierte en un artista polifacético. Con 20 años abandona la carpa familiar y descubre la poesía, que compartirá, más de veinte años, con la poetisa Lydie Dattas. Sin embargo, en 1994, da un giro a su propia historia tras encontrarse en el campo de Nanterre con un grupo de gitanos rumanos. Será con ellos y, en especial, con su esposa, la cantante Délia Moldovan, con los que iniciará el proyecto de dar vida a un circo que está “a medio camino entre lo tradicional y lo moderno, pero siempre acorde con el espíritu gitano”.
La carpa de Romanès es el resultado de una personalidad curtida en un sinfín de experiencias artísticas y vitales que han desembocado, inevitablemente, en un regreso consciente a sus raíces gitanas. A partir de ahí, Romanès se plantea un espectáculo modesto que parte de una certidumbre: “Cómo hacer espectáculo cuando piensas que el espectáculo más bello no vale lo que un paseo por el campo”.
Un espectáculo que “da valor”
Después de más de una semana de gestiones, el pasado lunes 16 de febrero, hacia las seis de la tarde, partía de la puerta de la FSG-Valencia un nutrido grupo de personas. Por el camino, más bien largo, todo eran chavorrillos, preguntas, risas y paso ligero.
En los Jardines de Viveros nos esperaban los gitanos del circo de Romanès.
El grupo, unas setenta personas aproximadamente, fue entrando y dispersándose a lo largo y ancho de una carpa pequeña y sin demasiadas pretensiones. Trabajadores y usuarios de la FSG ocupábamos gran parte del espacio asignado para el público.
Con gran curiosidad comenzó un espectáculo que destaca especialmente por la calidad de la música en directo. Al compás de los sonidos del violín, contrabajo, acordeón y clarinete los artistas van apareciendo en el escenario. Equilibristas, cómicos, malabaristas y acróbatas son jaleados por toda la familia, que participa del espectáculo animando a artistas y público. La voz de Délia Moldovan alternaba la música pausada y melancólica con las notas frenéticas del manele. Este último especialmente aplaudido por nuestros usuarios rumanos, que conocían y cantaban estos ritmos.
Para cerrar el espectáculo, Alexandre Romanès sacó sus dotes de vendedor ambulante ofreciendo sus publicaciones. En el libro Un peuple de promenades (Un pueblo de caminantes) se recogen poemas sobre el circo, su vida y su familia. Su identidad gitana así como los valores de la gitaneidad (Romipen) impregnan cada una de sus reflexiones, tocadas por la gracia de quien sabe contemplar, sentir y expresar las grandezas y las bajezas de la vida.
A la salida, usuarios y trabajadores de la FSG pudimos compartir un rato con el director, que se interesó por saber quién había organizado la visita al circo de tantos gitanos y expresó su pesar por la pérdida de la lengua romaní en España.
Romanés se nos reveló como una persona humilde, que piensa no haber hecho nada extraordinario en su vida y a quien los halagos no quitan el sueño. Como señala en Un peuple de promenades “el único cumplido que me agrada recibir a propósito del circo es: venir a vuestro espectáculo nos da valor para continuar”… Sirva este comentario para cerrar la crónica de una tarde muy especial para todos los que asistimos al circo.
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