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Bitácora Gitana 2.0: El testimonio más antiguo de la lengua romaní [editar]

El 5 de noviembre celebramos el Día Internacional de la Lengua Romaní, con un importante texto histórico que nos trae el profesor Ignasi Adiego. Además, nos brinda una selección musical con videos en Youtube. Baxtale Romane chibako dives!

03 de Noviembre de 2021
FSG - Ignasi-Xavier Adiego

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El testimonio más antiguo de la lengua romaní

¿Cuándo tenemos, por primera vez, noticias directas de la existencia de la lengua romaní? ¿Cuál es el testimonio más antiguo del habla de los gitanos? Aunque podemos imaginar que el romaní común -la lengua de la que surgen los dialectos que hoy hablan los gitanos en todo el mundo- se forjó durante los siglos X y XI después de Cristo, lo cierto es que hubieron de pasar más de cuatrocientos años hasta que empezaran a aflorar los primeros documentos escritos del romaní. Además, algunos de estos primeros documentos no fueron publicados en su momento: han sido recuperados modernamente por los estudiosos.

Esto es lo que ocurre con el que ahora es considerado el testimonio más antiguo de la lengua romaní. Lo conocemos desde hace sólo unos diez años y lo encontró por casualidad un filólogo clásico llamado Georg Knauer, que estaba preparando la edición de un texto latino y se topó con una lista de palabras y frases en romaní, con su traducción al latín, en un manuscrito.1 Creo que es una buena manera de celebrar el Día de la lengua gitana recordando este importantísimo documento.

La historia, brevemente es la siguiente: Knauer se proponía editar diferentes traducciones al latín de poemas de Homero, y entre ellas encontró una de la Batracomiomaquia (“la batalla de las ranas y los ratones”, antiguamente atribuida al poeta griego). Esta traducción había sido hecha por el humanista Johannes Reuchlin (1455–1522) y se encontraba en un manuscrito escrito por un alumno de Reuchlin, un monje benedictino de nombre Johannes ex Grafing. Según Knauer, Grafing habría copiado el texto hacia 1515. El manuscrito se conserva en la Biblioteca Estatal de Baviera, en Múnich, y es un verdadero cajón de sastre. En el folio 117r es donde encontramos once líneas que, hoy en día, constituyen la primera aparición escrita del romaní.


Imagen del documento original.
Imagen del documento original.

Como puede verse en la imagen, la caligrafía es diminuta y endiablada, pero Knauer ha podido ofrecer una lectura bastante satisfactoria de estas líneas.

Lo más curioso es que las primeras palabras que tenemos por escrito en la lengua romaní son los nombres de algunos signos del horóscopo:

aries = corpalli; taurus = gurff; cáncer = garaffeni; leo = leb; virgo = schukariranj; capricornus = schon; piscis = matschi

No es difícil imaginar que Johannes ex Grafing se dejó llevar por la imagen estereotipada de que los gitanos son todos unos expertos en la adivinación y pensó que era buena idea preguntar por palabras propias de la astrología. De hecho, después de los signos del zodiaco la lista ofrece las palabras para “sol”, “luna” y “estrellas”. Ahora bien, como vemos, la lista del zodiaco es incompleta y es muy posible que su interlocutor no sólo no supiera los nombres de todos los signos, sino que simplemente improvisara las respuestas buscando una traducción, quizás a partir de un dibujo del horóscopo. Así, Virgo (la doncella) es una ‘bella señora’ (śukar rani), y tal vez le fuera muy difícil dar un nombre para Géminis o Sagitario, por ejemplo. De los otros nombres del zodiaco que nos da Grafing, el más problemático es capricornio, schon, posiblemente un error porque no encontramos una clara correspondencia en romaní. Si interpretamos bien las grafías del manuscrito, Aries es ćhorvali (‘la barbuda’, una forma de referirse a la cabra), Tauro es guruv (‘toro’), Cáncer karavini (‘cangrejo’), Leo lev (‘león’, sin duda tomado de alguna lengua eslava), Piscis maćhe (‘peces’, en plural).

Además de los términos indicados, la lista de Grafing incluye palabras del léxico más frecuente: designaciones de seres humanos, nombres de animales, partes del cuerpo, comida, numerales..., hasta un total de unas cuarenta palabras. Pese a que la forma en que Graffin escribe las palabras es a veces un tanto complicada, la gran mayoría de ellas son fácilmente identificables, ya que las tenemos en la gran mayoría de dialectos gitanos, incluidos los calós de la Península Ibérica. Algunos ejemplos: ‘boca’, escrito muich = muj (muy en caló); ‘mano’ bast (caló bastes ‘manos’), ‘perro’, escrito schugel = ʒukel (caló chuquel), ‘conejo’, escrito shoshoich = śośoj (caló jojoy), ‘niño’, escrito schabo = ćhavo (caló chabó), ‘viejo’ puro (caló puró), dui ‘dos’ (caló duy).

Una palabra para la que Knauer no da una interpretación satisfactoria pero que yo creo haber resuelto bien2, es greischeich. En el manuscrito aparece traducida en latín como dominus (‘señor’). Como sabemos, en romaní la palabra para ‘señor’ es raj (que en caló sobrevive como eray), y es la referencia que da Knauer en su artículo, pero resulta muy difícil, por no decir imposible, ver raj tras greischeich. Si tenemos en cuenta que sch representa en alemán lo mismo que romaní ś y que el final -ich puede representar simplemente -j (como en muich = muj ‘boca’ que ya hemos citado), greischeich podía estar escrito simplemente para recoger romaní raśaj ‘cura, sacerdote’ (en caló erajay). Pero, entonces, ¿por qué Graffin lo traduce por dominus ‘señor’? La respuesta es muy sencilla: hemos dicho que Graffin era un monje benedictino, y entre los benedictinos, dominus (abreviado dom.) es un título honorífico para referirse a los propios monjes.

En el manuscrito encontramos también algunas frases, un detalle muy importante porque, por desgracia, muchos de los documentos más antiguos de la lengua romaní sólo presentan palabras aisladas. Sin embargo, son muy pocas y muy breves, por lo que nos ofrecen una información bastante modesta. Por ejemplo, sopensal ‘¿qué has dicho?’, que sin duda se ha de interpretar como so phendăl.  Tras naschimsu(m) ‘no he oído’ hemos de reconstruir un na śundŏm. Mucho más clara, sin duda, es deo me parnj  ‘dame dinero’, con el uso del adjetivo ‘blanco’, parnj,  en referencia a las monedas blancas de plata, tal como tenemos en caló (parnó, parné). 

De esta manera, en un folio de un manuscrito que tiene unos quinientos años y que se conserva en Múnich, entra en escena, por ahora, la lengua romaní. Decimos “por ahora” porque, del mismo modo que Knauer descubrió este tesoro oculto en un manuscrito impensable, es posible que otros testimonios escritos del romaní, incluso más antiguos, duerman ocultos en polvorientos mamotretos esperando que algún investigador los despierte.

1 Knauer, Georg Nicolaus. 2010. The earliest vocabulary of Romani words (c.1515) in the Collectanea of Johannes ex Grafing, a student of Johannes Reuchlin and Conrad Celtis. Romani Studies, 5th ser., 20 (1): 1–15.

 2 Adiego, Ignasi-Xavier. 2020. Historical Sources on the Romani Language. En: Y. Matras and A. Tenser (eds.), The Palgrave Handbook of Romani Language and Linguistics. pp. 49 - 81. Cham: Palgrave Macmillan.

Ignasi Xavier Adiego Lajara es lingüista especializado en indoeuropeo y compositor español. Actualmente es catedrático de Lingüística Indoeuropea en la Universidad de Barcelona​ y director del Instituto del Próximo Oriente Antiguo de la misma universidad.


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