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Nuevo libro sobre segregación escolar del catedrático Fernando Rey [editar]

Segregación escolar en España. Marco teórico desde un enfoque de derechos fundamentales y principales ámbitos: socioeconómico, discapacidad, etnia y género.

12 de Abril de 2021
Javier Sáez

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Nuevo libro sobre segregación escolar del catedrático Fernando ReySe acaba de publicar un excelente libro sobre la segregación escolar en España. Se analiza con detalle el concepto de segregación, junto a otros conceptos clave como exclusión, integración e inclusión, para explicar la evolución de los modelos educativos en España desde el siglo XIX hasta la actualidad, para acabar desarrollando el concepto clave de “educación inclusiva” y su coherencia con los estándares internacionales de derechos humanos. A partir de esto se explica el fenómeno de la segregación como discriminación y el impacto en el alumnado.

Segregación escolar en España. Marco teórico desde un enfoque de derechos fundamentales y principales ámbitos: socioeconómico, discapacidad, etnia y género. Fernando Rey Martínez.- Madrid: Marcial Pons, 2021.- 127 p.- (Teoría Constitucional y Derecho)

Se acaba de publicar el libro Segregación escolar en España. Marco teórico desde un enfoque de derechos fundamentales y principales ámbitos: socioeconómico, discapacidad, etnia y género, escrito por el conocido catedrático de Derecho Constitucional, Patrono de la Fundación Secretariado Gitano, experto en derecho antidiscriminatorio Fernando Rey.

Se trata de una obra importante por diversas razones. En primer lugar, el autor se atreve a poner sobre la mesa (sobre el pupitre podríamos decir) lo que él mismo denomina “una verdad incómoda”: la existencia de la segregación escolar en España. Esta afirmación no es una novedad, ya hay desde hace años varios estudios y artículos que demuestran la existencia de esta segregación, aunque serían deseables análisis y datos más sólidos. La novedad que aporta este libro es la rica y rigurosa fundamentación jurídica del fenómeno de la segregación, basándose en el marco de los derechos fundamentales. Este abordaje tiene muchas ventajas, porque eso le va a permitir al autor articular de manera brillante y coherente la conexión de varios derechos reconocidos en nuestra Constitución: el derecho a la educación (art. 27), el derecho a la no discriminación (art. 14), la dignidad humana (art. 10) y el principio de igualdad (art. 1). Es decir, el libro muestra que el derecho a la educación está conectado con estos otros derechos: la segregación escolar viola el derecho a una educación inclusiva, pero además la segregación escolar es una discriminación sistemática e institucional.

El libro se divide en dos partes: en la primera se desgrana con detalle el concepto de segregación, junto a otros conceptos clave como exclusión, integración e inclusión, para explicar la evolución de los modelos educativos en España desde el siglo XIX hasta la actualidad, para acabar desarrollando el concepto clave de “educación inclusiva” y su coherencia con los estándares internacionales de derechos humanos. A partir de esto se explica el fenómeno de la segregación como discriminación, pero no solo entendida en su dimensión individual, sino, y esto es importante, en su dimensión grupal. En esta parte encontramos un profundo análisis del principio de prohibición de la discriminación (art. 14 CE), vinculada a ciertas características de grupos de personas que históricamente han estado y están en una situación de subordinación social; en concreto localiza tres rasgos vinculados con estas discriminaciones habituales: el género, el componente étnico y la discapacidad (aunque no son los únicos). Y este análisis le permite poner en relación la discriminación con el derecho a la educación (art. 27). Es decir, observamos que la segregación en la educación -la educación no es inclusiva- se da especialmente en esos tres ámbitos: hay segregación por discapacidad, por origen racial o étnico, y por género. A estos tres criterios el autor añade la segregación por razones socioeconómicas. Lo importante aquí es que esos fallos en el derecho a la educación inclusiva (esas segregaciones) están siendo a su vez prácticas discriminatorias, es decir, afectan a otro derecho fundamental que es el de no discriminación, además del propio derecho a la educación (y afectan también al derecho a la igualdad y a la dignidad). Esta articulación de la vulneración de derechos fundamentales es el punto fuerte de este libro, que nos permite ir más allá de debates sobre opiniones, posiciones políticas, creencias o análisis sociológicos. Estamos hablando de derechos, de un análisis estrictamente jurídico, y de responsabilidades y obligaciones de los Estados de garantizar esos derechos.

Es especialmente importante el apartado sobre la segregación escolar como discriminación sistemática e institucional. Cuando hablamos de “racismo institucional” suele haber una reacción airada de rechazo a esta expresión por parte de las autoridades educativas o los gobiernos, porque lo entienden como un racismo promovido deliberadamente por las leyes o las instituciones. En realidad, como muestra este libro, no se trata de eso. Se refiere a formas de organización y de funcionamiento que se van solidificando en la práctica, a menudo de forma indirecta y no deliberada, pero cuyo resultado final es que afectan a un grupo étnico o racial, como es el caso de la segregación del alumnado gitano. Dado que estas prácticas son sistemáticas y generalizadas, podemos hablar de que son institucionales, y de ahí se deriva que podamos demandar al Estado un control o una corrección de esas discriminaciones y esos sesgos (o denunciarlo cuando fracasa u omite la puesta en práctica de esas medidas correctoras). 

Esto nos lleva a la segunda parte del libro, donde el autor expone cómo se dan estas segregaciones escolares en cuatro ámbitos: el ámbito de la pobreza,  el de las personas con discapacidad, el de las minorías étnicas, y el del género (se refiere a los centros separados por género; el libro no entra en el análisis interseccional, que sería materia para otro libro entero, dado que estos cuatro ámbitos se articulan a menudo entre sí).

En el ámbito de la segregación por razones socioeconómicas es interesante la introducción del concepto de aporofobia, y cómo ese rechazo a las personas pobres produce segregaciones “por arriba” y por abajo. Es decir, se muestra que las clases altas suelen tender a llevar a sus hijos e hijas a centros concertados o privados (digamos que “se separan” de las clases bajas), y que por el otro lado, existe de hecho una concentración de alumnado pobre en la educación pública (junto con alumnado de clases medias).

El ámbito de la segregación de las personas con discapacidad es expuesto con toda su complejidad y sus matices, incluyendo una abundante jurisprudencia. Desde la evolución del propio concepto de discapacidad (de ser una especie de “carencia individual” a verse como un fallo de la sociedad a la hora de aportar adaptaciones y medios a todas las personas, que es la visión actual) hasta los debates sobre los centros de educación especial y su paso paulatino a ser centros de recursos, y las diferentes reformas educativas que han acompañado este proceso. Es interesante aquí señalar que el autor utiliza a menudo la idea de la educación como proceso de socialización, como proceso colectivo de intercambio y de ciudadanía (no solo como transmisión de conocimientos a individuos aislados). Esta idea, que está en el propio articulado de la Constitución, nos permite señalar cómo la segregación afecta a esos procesos, al desvincular a ciertas personas (con discapacidad, o gitanos/as, o migrantes, etc.) con el resto de la sociedad, y recordar que ese proceso de vivir lo colectivo y la ciudadanía también es un derecho.

El capítulo sobre la segregación étnico-racial nos parece fundamental porque saca a la luz la situación de la comunidad gitana en relación a la educación, y habla en detalle de una segregación racial y discriminatoria que no se suele abordar desde la justicia ni desde el marco de los derechos humanos. El autor hace un recorrido por los diferentes organismos internacionales que han señalado a España esta realidad (ECRI, Naciones Unidas, etc.) y pasa a analizar las diferentes causas de esta segregación y su impacto en el alumnado gitano, desde el racismo inconsciente arraigado en la sociedad española contra el Pueblo Gitano, hasta racismos más conscientes y explícitos. También analiza la evolución de la educación en España en relación a la comunidad gitana, y después hace una exposición muy detallada de la jurisprudencia del TEDH sobre esta materia, que es de gran utilidad a cualquier profesional del Derecho o para gestores de políticas públicas, ya que los Estados deben cumplir con esos estándares internacionales. La conclusión es precisamente que la realidad de nuestro sistema educativo actual no cumple ni de lejos con dichos estándares: la segregación escolar racial existe, no es reconocida oficialmente, y faltan mecanismos y políticas que aborden y corrijan esta situación. El impacto de esta segregación en el derecho a la educación de los niños y niñas gitanos es enorme: bajo rendimiento académico, fracaso escolar, abandono temprano, falta de socialización con otros niños y niñas no gitanos, etc. Y a la larga esto es una barrera clave en el acceso al empleo, lo que realimenta el ciclo de la exclusión.

En sus conclusiones el autor da también algunas ideas para paliar esta situación, y avanzar hacia un modelo inclusivo de educación, a partir precisamente de su experiencia como Consejero de Educación de Castilla y León, donde impulsó una de las pocas iniciativas legislativas de España para combatir la segregación escolar (el Programa 2030). Algunas de estas ideas incluyen revisar los mecanismos de escolarización (que sean equilibrados), repartos proporcionales entre centros públicos y concertados, aportar datos oficiales de esta situación, aumentar la calidad de los centros segregados con medios y personal, e incluso crear estrategias específicas en las Comunidades Autónomas con un enfoque étnico (como ya han hecho Castilla y León, y Cataluña).

Como hemos comentado, la potencia del análisis de este libro viene precisamente de su capacidad para mostrar qué derechos se están vulnerando. No es un enfoque sociológico que quiera demostrar el alcance mayor o menor de la segregación escolar, sino un enfoque jurídico y de derechos que nos sirve como buen argumentario para hacer políticas públicas justas y no discriminatorias, y sobre todo para pedir al Estado que cumpla con sus obligaciones constitucionales y con los estándares de los Derechos Humanos. 

Reseña: Javier Sáez

 

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