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Las posibilidades del feminismo romaní [editar]

Bitácora Gitana 2.0 trae la traducción de un texto de la intelectual romaní Ethel Brooks, extraído del Simposio “Perspectivas Comparadas Sobre el Feminismo Romaní", además de la música de Gogol Bordello. ¡A disfrutar!

15 de Marzo de 2021
Bitácora Gitana 2.0

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Las posibilidades del feminismo romaníBitácora Gitana 2.0

En septiembre de 2012, el número 38 de la revista Signs.  publicada por la Universidad de Chicago publicó los ensayos pertenecientes al Simposio “Perspectivas Comparadas Sobre Feminismo Romaní” que la académica gitana estadounidense Ethel Brooks había organizado meses atrás. En dicho Simposio varias destacadas pensadoras y activistas[1] del feminismo gitano (incluyendo a la propia Brooks) ofrecieron su visión y experiencia en relación al feminismo en los distintos contextos en los que les toca vivir y que se podrían aplicar a otras muchas mujeres gitanas en otros lugares y países. El texto original se puede encontrar aquí.[2]

En este rico texto, Brooks repasa algunas de las ideas claves del Simposio y señala cuestiones clave como como las incongruencias que, a menudo, se plantean en la intersección de identidad y género, también apela a la “phenjalipe[3]” o hermandad gitana internacional.

[1]
 En el simposio participaron Ethel Brooks, Petra Gelbart, Carol Silverman, Debra L. Schultz, Alexandra Oprea, Nicoleta Bitu y Eniko Vincze

[2] https://www.jstor.org/stable/10.1086/665947?seq=1

[3] Hermandad, del romanés phenja, hermana.



Las posibilidades del feminismo romaní

Por Ethel Brooks

Al imaginar un Simposio  de perspectivas comparadas sobre feminismo romaní, quería plantear afirmaciones que fueran a la vez académicas y que llamen a la acción.  Como una de las pocas mujeres gitanas académicas he sido testigo con inquietud de la situación cada vez más precaria de los romaníes en todo el mundo . En mi libro Unraveling the Garment Industry, hablo de la práctica de testificar, del testimonio, como una "prueba viviente": evidencia del dolor, las marcas corporales, la alegría y la existencia cotidiana que marcan el lugar de uno en el mundo. Este Simposio es una forma más de marcar nuestra existencia como mujeres gitanas y como feministas; es un testimonio de nuestra presencia, una prueba de nuestra existencia y un reclamo de nuestro lugar, siempre precario, en el mundo.

Dado que nuestro lugar en el mundo ha sido precario desde hace un mileno, la idea misma de que esta precariedad pueda aumentar, aún más, es alarmante. El aumento del neofascismo, los desalojos y desplazamientos forzosos, las manifestaciones anti-gitanas y el aumento de la difamación contra el pueblo gitano han hecho que la necesidad de nuestra voz pública sea más urgente que nunca.

¿Posiciones de sujeto imposibles?

Hace unos años, cuando estaba dando una charla sobre las posibilidades del feminismo romaní y las políticas de reconocimiento, una mujer no gitana visiblemente agitada en la primera fila levantó la mano y dijo en respuesta a mi charla: “Lo siento, pero no puedes reclamar ambas cosas: si quieres reclamar el feminismo, entonces debes renunciar a tu reclamo de una identidad gitana. El patriarcado y la opresión de las mujeres son partes fundamentales en tu cultura; ser feminista significa renunciar a ser mujer gitana”. Para ella no había duda; ser gitana era ser antifeminista y ser feminista era ser antigitana.

En ese momento, mi respuesta a esta llamada a elegir entre la identidad romaní y el feminismo fue citar la frase de Gayatri Chakravorty Spivak en ¿Puede hablar el subalterno? Señalando la ironía de que “los hombres blancos salvan a las mujeres morenas de los morenos”, agregó Spivak: “La oración que he construido es uno de los muchos desplazamientos que describen la relación entre hombres blancos y morenos. Tiene lugar entre una `admiración hiperbólica´ y una `culpa piadosa´. La relación entre el sujeto imperialista y el sujeto del imperialismo es al menos ambigua”. Una relación ambigua entre gitanos y no gitanos que ya dura un milenio. La ambigüedad, o ambivalencia, se resume en una línea de la canción “Break the Spell” de Gogol Bordello: “Amas nuestra música, pero odias nuestras entrañas”.

Aunque la naturaleza de esta tensa relación no tiene sus raíces en el imperialismo como lo fue la relación británica con Bengala, cuyo legado continúa hasta el día de hoy, el pueblo romaní ha sido objeto de esclavitud, desplazamiento forzado y exilio, violencia y muerte. Hemos sido tratados como infrahumanos y perseguidos y explotados en consecuencia. En el siglo XVI, cuando se informó por primera vez de la aparición del pueblo romaní en Inglaterra, los británicos elaboraron un conjunto de leyes “anti-egipcianas” que expulsaron, deportaron o ahorcaron a los romaníes. Los romaníes fueron esclavizados en lo que ahora es Rumanía y en otras partes de los Balcanes. Los gitanos fueron perseguidos bajo la Inquisición española. También formaron parte de los transportes de esclavos del Atlántico, que iban desde Inglaterra a África y América. En toda Europa, la existencia de los gitanos estuvo marcada por la violencia de los pogromos, las cacerías y las redadas. Con el surgimiento del estado-nación, la persecución de los romaníes se convirtió en genocidio. Durante el siglo XX, sufrieron la aniquilación en el Holocausto nazi, en el que tres cuartas partes de su población fue asesinada. Su lengua y sus prácticas estaban prohibidas en España y fueron objeto de discriminación sistemática en toda Europa. En el período actual, se enfrenta a la violencia neofascista y nacionalista,  que incluye asesinatos, pogromos,  expulsiones forzadas, esterilización forzada y muchas otras formas de violencia.

El otro lado de la relación ambigua ha sido la apropiación de la cultura romaní —nuestra música, comida, arte y artesanías tradicionales— una apropiación que mezcla fantasías y odio por nuestra existencia real. Las mujeres gitanas han sido pintadas como objetos de fantasía disponibles sexualmente y como viejas brujas. Se nos ha retratado como víctimas pasivas del patriarcado que necesitan ser salvadas y como ladrones y mendigos que se enriquecen con el estado de bienestar.

Este es el telón de fondo racista de la exhortación de mi “camarada” feminista, a que renuncie a una identidad en favor de la otra. Si me sumo al lado de las feministas, negando mi conexión con el pueblo gitano, ¿eso, al final, salvaría a mis hermanas gitanas?

Para mí, el feminismo romaní crea la posibilidad de una llamada y reclamo simultáneos de responsabilidad. Durante demasiado tiempo, los “expertos” no gitanos han dominado el conocimiento de la historia y las formas de ser de los gitanos. A su juicio, nuestra "cultura" explica nuestra opresión, y nuestra "salvación" preservaría su superioridad sobre nuestras prácticas y situaciones determinadas histórica y socialmente.

¿Cuáles son las posibilidades del feminismo romaní?

Si bien cada una de las autoras de este Simposio responde a esta pregunta de forma diferente, todas señalan la importancia de reconocer el activismo de las mujeres gitanas; de nuestro poder y las posibilidades abiertas por el reconocimiento de ese poder, por un lado, y las opresiones que enfrentamos como sujetos raciales, de género y sexuales, por el otro. Abordando los desafíos, los límites y las posibilidades que enfrentan las mujeres romaníes y las respuestas, coaliciones y compromisos que han surgido de esos desafíos.

Además, este Simposio plantea preguntas sobre dos aspectos de interés central para los estados-nación: la pertenencia y el transnacionalismo.

El pueblo gitano es, esencialmente cosmopolita, está inmerso en múltiples formaciones culturales y lugares de pertenencia. Sin embargo, su posición internacional está lejos de ser benigna, ya que el movimiento dentro y entre naciones se correlaciona con múltiples violencias, estatales y no estatales, cometidas contra los romaníes en todo el mundo. Un aspecto comparativo, entonces, es algo incrustado en las formaciones romaníes de identidad, comunidad, género, poder y racialización y en las nociones romaníes de pertenencia.

Nuestro estatus, ha sido desde siempre el de una minoría internacional y transnacional —de hecho, global. Existimos en los intersticios del estado-nación, vulnerables a sus cambios en la guerra, las estructuras legales y la creación de fronteras, pero sin un verdadero recurso a lo internacional como una forma de reparar la discriminación, el desplazamiento y, en algunos lugares, el genocidio que enfrentamos. Aunque hay entre 10 y 12 millones de romaníes en el mundo (con un millón viviendo en los Estados Unidos), nuestras voces rara vez se escuchan en el discurso académico o político.

 Poder, género, vida cotidiana

Varias piezas de este Simposio abordan cuestiones de poder, activismo y feminismo. En O canta o ve a por la cerveza: contradicciones en la comprensión del poder femenino (romaní) en Europa central, Petra Gelbart (2012) lucha con cuestiones de identidad romaní y feminismo de manera honesta y productiva. Gelbart demuestra paralelismos en la identidad feminista y romaní en el contexto checo, donde “feminismo”, como “romaní”, es una “palabra sucia”. Sin embargo, también llama la atención sobre el poder de las mujeres romaníes, extrayendo ideas de su abuela, quien deja en claro que algo tan simple como el control sobre la preparación del desayuno está enredado en las relaciones de poder.

Carol Silverman también aborda cuestiones de poder, género y cultura en Educación y poder entre las mujeres romaníes musulmanas macedonias en la ciudad de Nueva York. Silverman rastrea las formaciones y restricciones de género en la vida cotidiana de las familias romaníes que viven en el Bronx. Al analizar las formas cotidianas de poder de género dentro de la comunidad, Silverman ilumina las complejidades de las jerarquías de edad y género incrustadas en las estructuras raciales de Estados Unidos y su efecto sobre la sexualidad, las oportunidades del mercado laboral y la formación de la identidad. Ella está particularmente en sintonía con las relaciones de  poder y las restricciones resultantes sobre la sexualidad de las niñas romaníes. Argumentando que “el feminismo romaní es una fuerza a tener en cuenta”.

Debra L. Schultz sitúa el “activismo de las mujeres romaníes” en el contexto de un movimiento. Explorando la iniciativa de las mujeres romaníes como respuesta a la pregunta de George Soros, "¿Por qué las mujeres romaníes?", Schultz describe las luchas que enfrentan las mujeres romaníes y las estrategias creativas que idean para abordarlas. Ella enfatiza el poder que se acumula a partir de las fuertes redes multinacionales y multigeneracionales que las mujeres romaníes han formado durante la última década para luchar contra los múltiples modos de discriminación que impregnan todas las áreas de la vida.

Si bien todos los autores del simposio abordan cuestiones de poder y género, también destacan cómo el feminismo ha sido fundamental para dar forma a las historias colectivas y forjar esfuerzos para promover el cambio social. La amistad, las conexiones personales, las redes y la solidaridad entre activistas y académicos, a través de las fronteras nacionales y las identificaciones étnicas, han sido clave para las posibilidades del feminismo romaní.

Como señala Schultz, por ejemplo, la solidaridad gadji-Romni (no gitanas y gitanas),  así como las conexiones entre las mujeres romaníes, generan amistades y redes de activistas que sustentan la acción política. Declararse feminista, como hizo Nicoleta Bitu en 2005 en una sesión del Parlamento Europeo sobre las mujeres romaníes puede complicar la vida. Precisamente por eso, las solidaridades y amistades forjadas en los círculos activistas no solo son importantes, sino necesarias. Estas redes, amistades, solidaridades y conexiones hacen posible el aumento del feminismo internacional entre las mujeres gitanas en los últimos años.

 Conclusión

Las contribuciones que estas autoras han hecho, iluminan muchas posibilidades del feminismo romaní: desde su trabajo para mejorar la vida cotidiana de las mujeres gitanas hasta los desafíos de abordar temas a menudo tabú, hablar de ellos con franqueza y tratar de cambiarlos para mejor; desde sus teorizaciones del Estado-nación y el internacionalismo hasta sus análisis de la diversidad, poder y estado; hermandad, amistad y familia; encarnación, raza y sexualidad; y desde su examen del auge del neofascismo hasta sus investigaciones sobre las modalidades perdurables del racismo.

Estas autoras, así como otras activistas y académicas gitanas, estan dado forma a nuestro pensamiento y están desempeñado un papel central en el cultivo de las múltiples posibilidades del feminismo romaní en el mundo contemporáneo.

El trabajo que las feministas gitanas realizan por todo el mundo da respuesta a la pregunta planteada por W.E.B. DuBois en The Souls of Black Folk: "¿Cómo se siente ser un problema?" El feminismo romaní se enfrenta a esa tensión en una forma similar a la doble conciencia analizada por DuBois: “Es una sensación peculiar, esta doble conciencia, esta sensación de mirar siempre a uno mismo a través de los ojos de los demás, de medir el alma con la cinta de un mundo que mira con desprecio y compasión” ([1903] 1996, 5). Como personas gitanas y como mujeres, como mujeres gitanas y como feministas, vivimos esta doble conciencia de múltiples formas.

De hecho, Bitu señala que ha aprendido de las teóricas feministas afroamericanas a reconocer y nombrar el racismo: “Al confrontar el feminismo europeo con lo que he aprendido del movimiento de mujeres afroamericanas (sobre todo de Bell hooks y Kimberlé Crenshaw), me sorprendió por la falta de sensibilidad hacia la diversidad y la desigualdad entre las mujeres, y más aún, por la presencia del racismo entre las feministas europeas”(en Bitu y Vincze 2012, 46).

Como han enfatizado Vincze y Bitu, la lucha por las mujeres romaníes vendrá con la lucha del feminismo contra los regímenes racistas y nacionalistas.

Este otoño, se celebró el Primer Congreso Internacional de Mujeres Gitanas en Granada, España. Participaron cientos de mujeres romaníes de toda Europa y más allá. El congreso fue intergeneracional, multicultural y un encuentro de solidaridad feminista, así como una oportunidad para debates serios sobre el control de nuestra voz y lo que queremos representar al mundo, y cómo nos gustaría ver nuestra política moldeada y por quién. Las mujeres gitanas en España están escribiendo sus historias y participando en debates, al igual que las mujeres romaníes de todo el mundo luchan contra la creciente ola de racismo y exclusión.

En este momento de incertidumbre política y económica, caracterizado por el crecimiento de la ultra derecha, la crisis del capitalismo y las múltiples luchas por la democracia, el pueblo gitano ha sido el canario en la mina de carbón, sufriendo trastornos sociales y afrontando la migración, experimentando una existencia cada vez más precaria a medida que las prácticas laborales se vuelven menos seguras, sufriendo el racismo antigitano y recordando largas historias de opresión.

El pueblo gitano desde siempre ocupa un lugar particular en el imaginario popular en Europa y en todo el mundo, una imagen marcada por una combinación racista de fantasía y desprecio que continúa hasta nuestros días. Somos utilizados como elemento político en tiempos de elecciones: en Italia se tomaron las huellas dactilares a los gitanos en un reciente censo solo para gitanos, cuando los políticos de derecha amenazaron con que Milán se convertiría en "Gitanolandia" si la izquierda llegaba al poder. A medida que la economía política del capitalismo y, de hecho, el futuro de Europa se vuelve más precario, la situación de los gitanos empeora. Como mujeres gitanas, como feministas y como personas debemos estar posicionadas para intervenir productivamente en estos desafíos. Con el aumento de la violencia contra nuestro pueblo en toda Europa, en el siglo XXI, la necesidad de activismo y pensamiento, y la necesidad de feminismo romaní, adquieren una urgencia innegable.

Departamentos de Estudios de la Mujer y el Género y Sociología de la Universidad de Rutgers
 

Ethel Brooks es profesora adjunta en los Departamentos de Estudios de la Mujer, Género y Sociología de la Universidad de Rutgers (EE. UU.). Ha sido Becaria Transnacional Tate-TRAiN en la Universidad de las Artes de Londres, donde fue Cátedra Distinguida Fulbright.

En 2016, el presidente Obama nombró a Brooks como miembro del Consejo Conmemorativo de los Estados Unidos.

Es miembro de la Delegación de los Estados Unidos ante la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto y forma parte de los consejos de administración de varias revistas y organizaciones, entre las que se incluyen RomArchive y la USC Shoah Foundation.

Tiene un doctorado de la Universidad de Nueva York y una licenciatura de Williams College.

Es la autora de Unraveling the Garment Industry: Transnational Organizing and Women’s Work (University of Minnesota Press, 2007), que recibió el premio al Libro Sobresaliente de 2010 de la Sociedad para el Estudio de Problemas Sociales.

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