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La Zambomba Gitana de Jerez, historia y vivencia [editar]

La Bitácora Gitana 2.0 nos trae la Navidad y la Zambomba Gitana de Jerez a casa, con un repaso a los orígenes y evolución de esta fiesta. Además con la colaboración de Fernando Morión que nos cuenta como se vive en su familia los "Terremoto". Como siempre con videos y una playlist para ponerse "a gustito" sin miedo a contagios.

15 de Diciembre de 2020
Gonzalo Montaño y Fernando Morión

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La Zambomba Gitana de Jerez, historia y vivenciaNos vamos a Jerez de la Frontera a recorrer los patios y peñas buscando el soniquete gitano de las Zambombas.

La Zambomba Gitana de Jerez, historia y vivencia

El pasado 9 de diciembre se cumplieron 5 años de la declaración por parte de la Junta de Andalucía de la fiesta de la Zambomba jerezana como Bien de Interés Cultural. Un reconocimiento que ha impulsado la fiesta, a la vez que poco a poco se apropia de ella, la masifica y por tanto la aboca a su transformación y pérdida de autenticidad. La convierte en un recurso económico, sin duda muy necesario y bienvenido por todos, pero opuesto al espíritu gratuito y comunitario que tenía esta fiesta en su origen.

Veremos un poco el origen y filosofía de esta fiesta y luego tendremos el testimonio de mi primo Fernando Morión, testigo de privilegio de multitud de Zambombas con su familia, los Terremoto de Jerez. Él nos contará cómo la vive, la vivió y cómo le contaron que era en otros tiempos.

La Zambomba. Origen

Aunque hoy en día esta fiesta tiene una innegable identidad jerezana, el origen dicen que se sitúa en la vecina localidad de Arcos de la Frontera. Si bien cantar villancicos en Navidad es algo común, el repertorio clásico de canciones de la Zambomba tiene su origen en la zona que va de la campiña a la serranía gaditana, especialmente en Arcos de la Frontera. La idea es que unos días, o semanas, antes de Nochebuena, en esas tardes en las que las mujeres tradicionalmente se ponían a preparar los pestiños, las familias se reunían en los patios de vecinos, botella de anís mediante, para cantar esas letrillas típicas acompañados de panderetas y una zambomba.

Como hemos dicho, el repertorio original no era Flamenco, ni gitano, ni la interpretación, si no la forma típica andaluza. Aquí en este vídeo veremos un ejemplo de Zambomba en Arcos en los años 70.

Ahí les dejamos un video de la magnífica serie de documentales de los años 70 "Rito y Geografía del Cante Flamenco" en el que muestran las tradicionales Zambombas de Arcos y también como los gitanos de Jerez (en este caso la familia Sordera) interpretan los villancicos y la tradición navideña adaptando por los repertorios a la forma de la Bulería.

Navidad Gitana. Rito y Geografía del Cante Flamenco

La evolución

En la evolución musical del repertorio de las Zambombas vemos un paralelismo con la evolución del Flamenco: en un principio un repertorio tradicional andaluz es interpretado y transformado desde el primer momento por el Pueblo Gitano para popularizarse de nuevo. Es en este proceso en el que la idiosincrasia de los gitanos de Jerez hizo su efecto catalizador para transformar esta música y crear una expresión nueva con una fuerza y atractivo único. A nadie se le escapa que fueron estos mismos gitanos y gitanas de Jerez los creadores del Flamenco Gitano (junto a otros núcleos en las provincias de Sevilla y Cádiz).

Los patios de vecinos de los famosos barrios de Santiago y San Miguel, también conocido como “La plazuela”, han sido escenario de multitud de fiestas gitanas navideñas o pre navideñas en las que la Bulería hizo de forma musical sobre la que adaptar esas melodías tradicionales dándoles el ritmo propio gitano, engrandeciéndolas y sacando a bailar al centro del corro a mujeres, hombres y niños.  ¡No puedo resistirme a imaginar esas juergas con grandes creadores del Flamenco desde el s. XIX y XX como la Serneta, Frijones, Mojama, El Gloria (uno de los mejores cantaores de villancicos gitanos), Manuel Torre (que grabara Los Campanilleros) o los Terremoto, entre muchos otros!

A partir de aquí la interculturalidad y la gran permeabilidad entre gitanos y no gitanos en Jerez hizo su efecto para que esta nueva forma musical flamenca se convirtiera en algo propio de la tierra y que grupos gitanos, no gitanos y grupos de ambos hicieran de esta fiesta un elemento propiamente jerezano. En el último cuarto del s. XX, el crecimiento de la ciudad, la reubicación de los gitanos en otros barrios modernos y cada vez menos patios de vecinos hizo que la Zambomba surgiera en nuevos espacios como las peñas flamencas, las plazas e incluso el teatro Villamarta tiene su Zambomba con éxito asegurado de público y momentos que han quedado para la historia como el video que les compartimos.

 

Zambomba en la calle

Es imposible reconocer y visibilizar las aportaciones de los gitanos de Jerez a la Zambomba sin hacer mención al origen: Tío Antonio Gallardo, poeta jerezano que amplió el repertorio de villancicos y “coplillas de Nochebuena” dando fuente y referencia a quienes vinieron detrás. Fue tal su aportación que, en muchas ocasiones, su autoría se pierde y se atribuye a “lo popular” la aparición de estas nuevas coplas.

Tampoco podemos olvidar la extraordinaria contribución que el gran guitarrista Parrilla de Jerez hizo al dirigir Así canta nuestra tierra en Navidad, una antología con 11 CDs y un libro que dieron al género la categoría y reconocimiento que merecía a la vez que abrió las puertas a la renovación del repertorio. Ni podemos pasar por alto las aportaciones que Fernando Terremoto hijo hizo en la composición de villancicos flamencos. En los últimos años ha sido Luis de Periquín quien ha continuado con el trabajo de difusión y creación, y con los jóvenes artistas jerezanos sacan video discos, video clips y numerosas actuaciones no solo en Jerez si no por toda España.

Ahora Fernando Morión, Terremoto nieto, nos contará sus vivencias y las de su familia en esta fiesta, aunque no puedo dejar de mencionar un recuerdo imborrable que tengo en Jerez. Siendo bastante más joven que ahora 😊 (finales de los 90), una noche nos desplazamos con mi familia a Jerez para ir a las Zambombas. Allí nos reunimos con el bailaor Chicharito y otros gitanos amigos de la familia. Tras pasar unos ratos en los corros llenos de gente, nos llevaron a la Peña de los Juncales de Jerez para hacer un grupo mucho más pequeño e íntimo en el que estaban Moraíto, Fernando de la Morena y Luis de la Pica. Por desgracia ninguno de los tres está ya con nosotros, pero la gran noche que pasé en esa peña con ellos siempre la recordaré como uno de los momentos más mágicos de mi vida. Momentos mágicos, de duende y de arte, que se quedan en la retina y en el corazón de quienes lo viven.

 

Luis de Periquín es uno de los actuales líderes de la fiesta de la Zambomba jerezana

(a partir de aquí el testimonio de Fernando Morión)

¡Cuántas y cuántos me faltan…! Tantos, que cuando pienso en los días de Pascua, mi centro se parte en cuatro “peazos” y en ese mismo instante, las lágrimas se tornan de pena y alegría dejando siempre una sonrisa de nostalgia en mi boca. Nací en el seno de una familia gitana de Jerez, con ancestros en Santiago y en “La Plazuela” pero no obstante me crie en el Barrio de la Asunción. Un barrio que, de pocos es sabido, se convirtió en el primer barrio de la ciudad en donde convivieron gitanos de Santiago y de “La Plazuela”, un barrio que fraguó una idiosincrasia propia y una identidad cultural gitana que forma parte de la historia de los gitanos y las gitanas de Jerez.

Mi primo Gonzalo, muy acertadamente, hacía un repaso por la historia de la Zambomba de Jerez y exponía que de los patios de vecino dio el salto a espacios más profesionalizados como los teatros y las salas, ahora de toda España. Esa historia musical y de aportación al acervo cultural lleva consigo, de forma paralela, el claro crecimiento de la población gitana de Jerez en el reconocimiento de su ciudadanía de pleno derecho. Una historia, que tanto mi familia como yo, hemos vivido en primera persona, junto a otros muchos gitanos y gitanas de la localidad jerezana.

Para hacer un recorrido por la historia, vamos a hacerlo en tres generaciones distintas (la de mi abuela, la de mi madre y la mía). Entre las tres hay una línea cronológica que va desde los años 50 hasta los 90 y los 2000, medio siglo de momentos, vivencias y anécdotas tan especiales como aquella que recordaba mi primo Gonzalo, en pleno corazón del barrio de Santiago.

Isabel Pantoja Carpio, “la niña” de Rafael El Sordo, apenas con 16 años ya “moceaba” junto con otras gitanas del barrio de Santiago, años 50.  Me contaba “mi mare Isabel” que las Zambombas han existido desde siempre, pero que sólo se “festejaban” en las casas de los gitanos y las gitanas. No eran públicas y tampoco formaban parte de ninguna actividad socio-comunitaria. Apenas pasaba el Día de Difuntos, los patios de estas casas gitanas, sin mayores adornos que un par de botas de vino, varias botellas de anís y en el aire un olor intenso a dulces de diciembre, cantaban y bailaban al niño Dios hasta que se terminaba con la Epifanía del Señor. Eran conocidas estas casas, y por supuesto a sus miembros, principalmente porque los lazos de sangre los unían con una buena parte de todas las casas gitanas de Jerez. La calle Cantarería (en el barrio Santiago), en la casa de Tío El Cola y bajando un poco, en la calle Marqués de Cádiz, la casa de Tío Dané. Noches de frío y de leña en las que el arte se sentaba en cada esquina, sin más pretensión que la de olvidar las “fatigas” del día a día y hacer más necesaria la unión y la solidaridad entre gitanos y gitanas.

Parrilla de Jerez y Macanita, un momento único

Años 70, Luisa Fernández Pantoja, Luisa Terremoto, estrena un abrigo blanco y va agarrada del brazo de su mejor amiga La Cochocha y de otras 9 gitanas más. Ya entran cantando y bailando en la calle Los Reyes (Barrio de la Asunción) en la Casa de Tío Curripi y éste las agasaja con pestiños recién hechos y con un sorbo de anís. Las Zambombas van creciendo y se van abriendo a las familias del mismo barrio, siempre en un entorno de vecindad. Se une la casa de Tía María Fanega, y pone a disposición su sombrajo “cuajao” de flores de Pascua. Sombrajo que no recogía más de 90 metros cuadrados y en el que parecía imposible que allí se encerrasen años de historia del Flamenco de Jerez. Se reviven esas coplas de hace 20 años y comienzan las aportaciones navideñas de nuevos autores que poco serán reconocidos, pero que sí conocidos por los gitanos y las gitanas. Venid gitanos, venid cantando… niño “chiquetito”, que bonito es… Gracias por ese legado oral que sigue vivo en las memorias de las nuevas generaciones. Las zambombas siguen en las casas, aunque al festejo se van uniendo la vecindad del mismo barrio.  

Son las siete de la tarde y mi madre me está colocando la bufanda y el gorro de lana, fuera no hace más de 5 grados y aunque luego llegue al corro y me lo quite, teme los fríos. Estamos en la Asociación Cultural Flamenca Fernando Terremoto y todo aquel que entra, me besa y le dice a mi “mare Isabel” lo que me parezco a mi “pare Fernando”. Ella me mira y sonríe… ¡qué sonrisa! En medio, una candela y en las primeras filas del corro mis tías y mis tíos, pero también la gente del barrio, gitanos y no gitanos, aunque estos últimos en menor cuantía. Todos cantan por villancicos… Yo, Fernando Morión Fernández, Fernando de Terremoto, he crecido y ahora soy quien asume esas primeras filas… Sigo llevando el testigo de mi familia y también el de mi peña, Asociación Cultural Flamenca Fernando Terremoto, en la celebración y festejo de las Zambombas. He visto como los espacios han cambiado desde aquel sombrajo de Tía María… Cómo las Zambombas ahora, en una buena parte, se suceden bajo la acción del asociacionismo, con una fuerte presencia de personas gitanas participando en todos los niveles; y también he visto cómo se engrandecen con auténticos espectáculos navideños que son el reclamo de miles de aficionados.

He visto la creación y la aportación de cerca… En mi casa, en mi tío Fernando, en la persona de mi Tío Parrilla, en mi primo Pepe del Morao, en mi primo Luis de Periquín y en mi prima María Terremoto.

He disfrutado de los ambientes más íntimos, más comunitarios y más profesionales. He visto crecer la zambomba. Y, aunque perdiéndose en los patios de vecinos, puedo decir que el clímax que se crea en ese espacio común compartido, es lo más hermoso de estas fiestas. Satisfacción que también he vivido en un espectáculo de Navidad cuando la magia del momento hace que incluso en medio de todo ese protocolo, propio de un teatro, me parta la camisa. Y cuando lo hago, un pensamiento constante invade mi cuerpo hasta provocarme esa sonrisa nostálgica de la que hablaba al principio: ¡Qué cosa tan grande han hecho los gitanos y las gitanas de la Zambomba!

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Zambomba de la Peña Terremoto
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