08 de Junio de 2020
Gonzalo Montaño Peña
Tercera entrada de la Bitácora Gitana 2.0 un recorrido por la cultura gitana y la interculturalidad.La lucha por los derechos sociales y culturales parecen en muchos casos ir de forma paralela, pero en el caso del Pueblo Gitano, ¿existe una relación entre el Flamenco y la reivindicación de los derechos del Pueblo Gitano?, ¿es el movimiento por los derechos de las personas gitanas en España heredero de las reivindicaciones del Flamenco Gitano? Hagamos un breve repaso:
Como sabemos, la historia de España ha olvidado u omitido las páginas referentes al Pueblo Gitano. Lo poco que sabemos es gracias al trabajo que han realizado un reducido número de investigadores en los últimos años. Por ello, la construcción del relato histórico del Pueblo Gitano en España y, por ende, gran parte de su identidad está basada en estereotipos negativos que encontramos desde la literatura del Siglo de Oro hasta los actuales show de tele-realidad, pasando por el exotismo orientalista de los relatos románticos del s. XIX.
Las personas gitanas han sido y son víctimas de un relato construido sobre prejuicios racistas y menosprecio a su identidad y cultura. Incluso la música que hacen y que es creación propia como “El Cante Gitano” fue considerada por la generación del 98 un arte de poco valor, propio del lumpen y que casi era la raíz de todos los males que le sucedían a España. La generación del 27, sin embargo, miraría a esta música con mucho más cariño y curiosidad, aunque sin quitarse las gafas del gitanismo romántico.
Sin embargo, a mediados del s. XX un movimiento vendría para reclamar una nueva visión sobre la historia y cultura del Pueblo Gitano. El líder será Antonio Mairena, un artista que dedicó toda su vida a la dignificación del Pueblo Gitano y a establecer un planteamiento artístico (y político) de reivindicación de la historia y cultura gitana. Aunque tras su muerte su obra intelectual ha sido atacada, vilipendiada y tratada de mandar al olvido (su obra artística no ha podido ser atacada por ser de una magnitud simplemente incuestionable) el impacto que ha tenido, tanto en el Flamenco como en el desarrollo del movimiento por los derechos de las personas gitanas, es digno de elogio.
La obra intelectual de Antonio Mairena o lo que es lo mismo “el mairenismo” se asentó sobre varios hechos y elementos que le dieron credibilidad, consistencia y valor: así, en 1959 es nombrado Director Honorario de la Cátedra de Flamencología de Jerez. En 1962 recibe la Llave de Oro del Cante Flamenco que le inviste como el mejor cantaor de su época y heredero del patrimonio Flamenco. En 1963 publica, junto a Ricardo Molina, su primera obra escrita Mundo y Formas del Cante Flamenco en la que expone su visión de la relación entre Cante Gitano y Flamenco. Igualmente, en 1963, la Universidad de Sevilla realizó la Semana de Estudios Flamencos, la cual fue ilustrada con la actuación de Antonio Mairena; también ese año, fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Córdoba, dándole respaldo académico a su figura y su obra. Y aunque su discografía ya era amplia, en 1966 publica el triple disco La Gran Historia del Cante Gitano Andaluz, en la que plasma en cantes el legado que reivindica en la obra escrita.
Portada del disco "La Gran Historia del Cante Gitano Andaluz"
El mairenismo, que en principio parece reivindicar un patrimonio musical, tiene implicaciones más profundas ya que lanza, por primera vez, el revolucionario mensaje de que somos un pueblo digno y orgulloso de nuestra herencia artística, cultural y filosófica. Esta música, el Cante Gitano Andaluz (que es el término que usa), es obra nuestra, la hemos ido cultivando durante siglos. No es mejor ni peor que otras que hay en este país, pero es genuinamente gitana. Esta forma de expresión es el hecho central de nuestra cultura, que ha ocupado el lugar como hecho comunicativo e identitario que perdimos con nuestra lengua (el caló que además abunda en las letras del Cante Gitano).
Al igual que la historia española tiene sus líderes históricos, personajes sobre los cuales se ha construido la identidad española, el Pueblo Gitano tiene los suyos y él les puso nombre y apellidos: Antonio Monge “El Planeta”, Francisco Ortega “El Fillo”, Tomás Ortega “El Nitri”, Mercedes Fernández “La Serneta”, Manuel Torre, Pastora Pavón y muchos más que hoy forman parte de la historia del Flamenco, todos gitanos y gitanas que con su obra han hecho de la cultura gitana un tesoro de incalculable valor y que habían quedado en el anonimato. Ahora Mairena los pone en valor y pide para ellos y ellas un sitio de honor en la historia del Flamenco y por tanto en la historia de la Cultura Española.
Este mensaje que lanzó Mairena fue el inicio y sobre el que se construyó un movimiento artístico reivindicativo que continuarían otros artistas gitanos de la generación posterior: El Lebrijano en 1972 publica La palabra de Dios a un Gitano obra revolucionaria y en 1976 Persecución en la que aborda la historia del Pueblo Gitano. También Mario Maya y su círculo granadino de artistas e intelectuales entre los que estaba el profesor y poeta José Heredia Maya continuaron las reivindicaciones de los maltratos en obras como Camelamos Naquerar, denunciando el antigitanismo expresado durante más de cinco siglos a través de sucesivas leyes y medidas destinadas a perseguir y exterminar al Pueblo Gitano.
Cartel de la obra de teatro Camelamos Naquerar
Paralelamente, dentro del movimiento político de esa época encontramos a Juan de Dios Ramírez-Heredia, quien en varias ocasiones me ha confesado que milita en el “Partido Mairenista”. Aquel joven Ramírez-Heredia era discípulo y admirador del maestro Antonio Mairena. Había tenido Mundo y Formas del Cante Flamenco como libro de cabecera y se había empapado de ese pensamiento de reivindicación que Mairena inició. En 1978 firmó la Constitución española estampando la firma de un gitano en la Carta Magna. No hay duda de que Ramírez-Heredia es uno de los padres del Movimiento Asociativo Gitano en España.
También Pedro Peña, artista e intelectual gitano, reconocido seguidor de Mairena (de hecho, fue su guitarrista en multitud de festivales e incluso en su último trabajo discográfico) es otro gran impulsor del movimiento asociativo por los derechos del Pueblo Gitano.
En los años 80 multitud de asociaciones surgirían y otros líderes continuarían reclamando condiciones de igualdad para este pueblo y asumiendo el mensaje de orgullo hacia su cultura iniciado por Mairena.
En 1983 Antonio Mairena recibiría de mano de los Reyes de España la Medalla de Oro de las Bellas Artes, reconociendo la valiosa contribución de su trabajo. Desgraciadamente fallecería en septiembre de ese mismo año. La persona nos dejaba, su obra artística y social permanecerá siempre.
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Pastora Pavón, Antonio Mairena, Chocolate, Juan de Dios Ramírez, Pedro Peña entre otros en el mítico Bar Pinto de Sevilla.
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