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Agentes contra la discriminación [editar]

03 de Septiembre de 2014
Periódico Berria

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Agentes contra la discriminación

A la comunidad gitana no les ha cogido por sorpresa los últimos datos del observatorio vasco de la juventud: “El 41% de los jóvenes vascos rechazan convivir con gitanos”. No obstante, quieren dar a conocer la realidad de la comunidad gitana.

Todos tienen por apellido Jiménez, y más cercanos o más lejanos, todos son familiares. Familiares y gitanos. Gitanos vascos. Gitanos que trabajan en diferentes entidades esforzándose por superar siglos de discriminación y rechazo, y acompañando a su comunidad hacia una convivencia “normalizada”.

Isabel Jiménez (Bilbao, 1971), Silvana Jiménez (Baiona, 1977), Pedro Jiménez (Vitoria, 1964), y Angel Jiménez (San Sebastian, 1974). A su lado, la única no gitana, coordinadora de Fundación Secretariado Gitano de Donostia, Blanca Lobato (Vitoria, 1978). Se han reunido para valorar los últimos datos publicados por el Observatorio Vasco de la Juventud, en el que se refleja que “el 41% de los jóvenes vascos rechaza convivir con gitanos”.

Conscientes de la existencia de este rechazo, los datos no les sorprende, pero crean malestar. Isabel que trabaja con familias gitanas en Caritas Diocesanas de Donostia, percibe la sombra de cierto reparo en las miradas, palabras y gestos de “la comunidad en general”. “Esa realidad existe, es amarga, pero está ahí. En cierto modo, parece que algunos estereotipos sobre los gitanos permanecen inaletrables”.

Blanca Lobato también ve ahí la clave del problema: “En los últimos años la comunidad gitana ha evolucionado, ha avanzado; pero no al mismo ritmo que la percepción que se tiene en general de los gitanos, puesto que la tendencia a la discriminación sigue presente”. Isabel cree que existen gitanos “invisibles” para la sociedad y que hay que hacer hincapié en enseñar y dar a conocer su realidad.

“Somos gitanos anónimos los que nos levantamos temprano, los que trabajamos, los que pagamos las hipotecas, y los que llevamos de algún modo una vida normalizada” comenta Isabel con cierta preocupación “Al hacer una radiografía de los gitanos, se tiende a hablar sobre aquellos que viven en contextos desfavorecidos, son ellos los que aparecen en las fotos. Pero existe una realidad de los gitanos que trabajamos, estudiamos, y tenemos preocupaciones sobre nuestro futuro, la convivencia, y estamos trabajando en pro de ello. Sin embargo, no nos ven, y tampoco hacemos ruido”.

Pedro opina lo mismo “Muchas veces los gitanos que aparecen en los medios son la representación de unos pocos”. Angel dice que “Si trabajas, si pagas tus impuestos y llevas a tus hijos al colegio, muchas veces te preguntan: ¿Pero tú eres gitano? Tú no eres gitano. Te consideran como alguien de aquí”. Angel trabaja la formación y empleo de la comunidad gitana en la Fundación Secretariado Gitano. Pedro trabaja como mediador con familias gitanas, en la Asociación Gitanos para el Futuro.

Isabel quiere profundizar en el mensaje, tratando de dar a conocer lo que a menudo está oculto, quiere explicar a los cuatro vientos que en la comunidad gitana existe “Pluralidad”, que el “desconocimiento” es la causa de la desconfianza hacia todo el colectivo, y que también se puede aprender de su lucha. “Somos una comunidad que ha sabido conservar sus valores, a pesar de haber sufrido una gran persecución”. Todos esos valores, no son un freno para convivir con la “cultura mayoritaria de la sociedad”.

Bebiendo de la “Cultura mayoritaria”

No se sienten solos. Silvana destaca el trabajo que vienen realizando las instituciones. Ella trabaja en la Asociación Romi Bidean de mujeres gitanas, y en los últimos tiempos se dedican a ayudar a los gitanos Rumanos que viven en la ribera del río Urumea. “Las instituciones están defendiendo el proyecto y ayudando a las asociaciones gitanas, y de ahí viene el cambio, creemos que están haciendo un buen trabajo”.

Es en la educación, donde creen que se ha avanzado en los últimos años. Según dicen, en dos o tres generaciones se ha invertido la situación. “Hoy en día ya casi no hay ningún niño que no vaya a la escuela”, explica Silvana. “Hace unos años sin embargo, los datos mostraban que el absentismo era un problema. Ahora los padres apoyan el proceso de escolarización y el proceso de empoderamiento de las mujeres gitanas se está fortaleciendo… Vemos avances”. Isabel reconoce que en comparación con otros colectivos de la sociedad, su proceso ha sido más “lento”, pero cree que hay que reconocer todo lo que se ha hecho. “Hace quince años, sin irnos muy lejos, el absentismo era alto”. Hoy es un logro que las familias  estén concienciadas sobre la importancia de la educación.

“Somos gitanos anónimos los que nos levantamos temprano, los que trabajamos, y los que llevamos de algún modo una vida normalizada”. Isabel Jiménez. Gitana. Trabaja en Caritas 

“Tenemos que demostrar que valemos. Si bien es cierto que se están llevando a cabo cambios con cierta dificultad, el papel de víctimas no ayuda en nada”. Silvana Jiménez. Gitana. Trabaja en la Asociación Romi Bidean 

“Que nuestros hijos no dejen de ser gitanos. Pero son parte de la sociedad, y tenemos que educarlos para ello”. Pedro Jiménez. Gitano. Asociación Gitanos para el Futuro

“Si trabajas, si pagas tus impuestos y llevas a tus hijos al colegio, muchas veces te preguntan: ¿Pero tú eres gitano? Tú no eres gitanoAngel Jimenez. Gitano. Fundación Secretariado Gitano

Pedro cree que recordar la todavía historia reciente hace avanzar hacia una mayor concienciación: “El chabolismo existía aquí hace unos quince años. Muchos gitanos, al ser preguntados si querían cambiarse a un piso, te decían que allí estaban de lujo, a su manera, y que así no tenían que pagar luz… Hoy en día no hay nada de eso”. Según Angel, también se está produciendo un cambio en cuanto al tema del empleo: “La gente viene buscando cursos y prácticas, es notable la actitud de los jóvenes y los datos son buenos”

Todos ellos tienen presente durante la conversación la “persecución” sufrida durante siglos, pero con una firme voluntad de avanzar. “Está claro, la clave está en avanzar”, explica Silvana. “Tenemos que demostrar que valemos, y que podemos. Si bien es cierto que se están llevando a cabo cambios con cierta dificultad, el papel de víctimas no ayuda en nada”.

Están orgullosos de lo que son. “Somos un pueblo” dice Isabel. Pedro tiene claro que quieren seguir en esa comunidad. “Que nuestros hijos no dejen de ser gitanos. Pero son parte de la sociedad, y tenemos que educarlos para ello”. Quieren evitar la palabra integración. “¿Integración? No estamos fuera. Estamos aquí”.

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