Presentación

 La Red Europea SASTIPEN es el producto de una iniciativa que comenzó en 1995 cuando la Asociación Secretariado General Gitano con el apoyo de la Comisión Europea y del Plan Nacional sobre Drogas español, inició un programa que pretendía conocer las necesidades de la población gitana en relación con los efectos que las drogodependencias y el VIH/SIDA estaban ocasionando.

A medida que ha ido pasando el tiempo y que la Red se ha consolidado, se han unido a este proceso socios de países comunitarios en los que la población gitana está sometida a dinámicas similares. Nuestro objetivo es lograr la implicación de todas aquellas organizaciones europeas interesadas en el trabajo con esta población en el ámbito de la salud, especialmente en drogodependencias y VIH/SIDA, de manera que se consolide un espacio europeo de conocimiento e información sobre la situación de la comunidad gitana en Europa, con posibilidad de ser un interlocutor válido para las administraciones en esta materia y que reivindique la implicación de éstas con una población tradicionalmente olvidada en el diseño de las políticas sociales.

La movilización de los agentes sociales es otro de los objetivos prioritarios de la red SASTIPEN. Mediante esta estrategia se ha ido favoreciendo que se generen iniciativas de prevención e intervención, intercambio de conocimientos, experiencias significativas y buenas prácticas.

Finalmente, se ha favorecido la creación de un saber compartido a partir de elementos de interés común, sobre el análisis de la situación de la situación de la población gitana drogodependiente, métodos y estrategias de intervención.

La red SASTIPEN ofrece en definitiva, un lugar de encuentro, reflexión e intercambio, una plataforma desde la que impulsar acciones encaminadas a la mejora de la calidad de vida y la salud de la comunidad rom, a través de la intervención en drogodependencias y VIH/SIDA fundamentalmente.

 La población gitana en el marco europeo

Una de las características fundamentales de la población gitana europea es su carácter marcadamente transnacional. Nos encontramos ante una comunidad que constituye una minoría étnica y cultural presente en Europa desde el siglo XII y asentada en la totalidad de los países europeos ya en el siglo XV, antes aún de la constitución de la mayoría de las actuales naciones-estado.

Se estima, que la población gitana cuenta con ocho millones de personas en los estados europeos. Buena parte de ellos viven en los países comunitarios, principalmente en los mediterráneos.

Diversidad en la homogeneidad

La población gitana europea es bastante heterogénea, tanto en lo que se refiere a diferencia de grupos, a su grado de promoción e incorporación social, educativa, de acceso a la vivienda... pero mantienen un sentimiento de identidad compartida y una voluntad de reconocerse y sentirse reconocidos como tal. Forman un "mosaico de grupos diversificados" (J.P. Liegeois y N. Gheorghe, 1995), que constituye un todo y a la vez cada elemento del todo posee sus propias características individuales, que, tomadas de forma aislada lo hacen aparecer diferente a cualquier otro componente.

La variedad de grupos y situaciones son un signo obvio de diversidad, pero ninguna comunidad puede ser comprendida aisladamente. En algunos países, la población gitana forma un colectivo homogéneo y compacto entre sí y en otros, sin embargo, conviven varios subgrupos diferenciados. A pesar de esta diversidad, existe, como hemos dicho, un sentimiento de proximidad y comunidad, un sentimiento compartido de "ser gitano".

La gran diversidad que presenta esta población, no oculta la existencia de rasgos de identidad comunes y, demasiado a menudo, de problemáticas similares. Podemos señalar varios elementos que caracterizan al conjunto de esta población (Gamella, 1996):

A estos rasgos generales, debemos añadir la coincidencia de su posición social en nuestros países. Las condiciones de carencia socioeconómica, los déficits educativos, las dificultades para la integración como ciudadanos… les sitúa entre los colectivos con más necesidad de atención de nuestro entorno comunitario.

Una comunidad sometida a un fuerte proceso de transformación

La población gitana ha experimentado cambios en los últimos 25 años en ocasiones más profundos y trascendentes que en los 500 anteriores (al igual que otros grupos). El cambio cultural es inevitable y a menudo incluso deseable por los propios gitanos. Este proceso no se está produciendo en todos los grupos y poblaciones gitanas al mismo ritmo ni en el mismo sentido ya que algunos están promocionándose e incorporándose a los amplios sectores de nuevas clases medias en Europa, mientras que otros cada vez se están integrando más en los crecientes sectores marginales y periféricos de nuestras ciudades.

Así mismo, es ciertamente constatable que la población gitana se encuentra al margen de las decisiones políticas, con un índice muy bajo de participación en la toma de decisiones y en la evolución general de la sociedad. A todo esto podríamos añadir un rechazo provocado por la generalización de estereotipos que no contribuye a la mejora de sus condiciones de vida ni a su promoción social y sí al mantenimiento de una imagen social negativa.

Padecen, como grupo, más dificultades de integración socio-laboral que la población no gitana. La actual situación económica de los países europeos ha facilitado que sea imposible el mantenimiento de actividades laborales desarrolladas tradicionalmente, a lo que se unen dificultades de ajuste a los actuales cambios. Existe además una deficiencia significativa en la formación laboral y una gran infra-utilización de muchas de sus habilidades.

En lo que se refiere a la salud, ésta es para la población rom, como para cualquier otra, un indicador importante de desigualdades, de calidad de vida y de participación activa en la sociedad. Sin embargo, en este caso podemos constatar una esperanza de vida inferior a la población no gitana de los mismos países, entre otros indicadores. El acceso a unos recursos sanitarios y de atención en general culturalmente poco cercanos, ha provocado una dificultad añadida en su utilización como ciudadanos de pleno derecho.

La irrupción de las drogas en la vida de la comunidad gitana, es otro factor que ha venido a reforzar una imagen ya deteriorada por los factores señalados hasta este momento.

Dentro de los problemas relacionados con la salud, las drogodependencias y el VIH/SIDA están afectando de manera singular a la comunidad gitana. Esto es así por varios motivos: en primer lugar, porque se trata de una población demográficamente joven y vulnerable al abuso de drogas, en segundo lugar, porque está alterando sus estructuras sociales tradicionales y en tercer lugar porque está dañando gravemente la imagen de toda la población gitana y supone un factor que añade una nueva dificultad a su promoción e incorporación social.

Desde que en toda Europa empiezan a crearse las redes de atención a drogodependientes, hasta el momento actual, podemos decir que los gitanos han sido los últimos en llegar y los que más tarde se han incorporado al uso abusivo de estas sustancias. También, si no se toman las medidas adecuadas, pueden ser los últimos en salir y en beneficiarse de los esfuerzos de prevención y de asistencia que se han realizado en los países europeos.

Las relaciones sociales entre una minoría y la mayoría están impregnadas por los prejuicios y estereotipos. Uno de los principales mecanismos en la construcción de prejuicios es la generalización y/o la sobrerrepresentación. En el caso que nos ocupa, la excusa está siendo la existencia de una minoría de familias gitanas que se dedican a la venta de drogas, que ha permitido elaborar el nuevo estereotipo (que afecta a todo un colectivo) del gitano como traficante.

El daño en la imagen social de los gitanos, tiene consecuencias directas también en el ámbito de la atención a los drogodependientes o en fenómenos como el SIDA, ya que se ha intentado ocultar la existencia de drogodependientes y mucho más de casos de VIH/SIDA. Esto dificulta o retrasa la implicación de las propias comunidades u organizaciones gitanas en cualquier programa o acción específico y también contribuye a dificultar el acceso de los drogodependientes a los servicios asistenciales.

Las dificultades de incorporación sociolaboral de amplios sectores de esta comunidad y la pérdida de los nichos laborales tradicionales, ha favorecido la dedicación de algunas familias gitanas a la venta de drogas como fuente de ingresos y medida de subsistencia. Diversas circunstancias han facilitado la incorporación de determinados grupos de gitanos a este comercio:

• La existencia de hábitats degradados con poco control social interno y externo que facilita este tipo de venta ilegal que promueven y aprovechan las redes de narcotráfico.

• Las condiciones socioeconómicas difíciles por la que atraviesan actualmente algunos grupos de gitanos. La pérdida de sus oficios tradicionales tales como la recogida de chatarra, la venta ambulante, etc., que les está obligando a buscarse nuevas formas de subsistencia para las que les faltan los medios adecuados.

• La posibilidad de obtener una alta rentabilidad económica, con un mínimo esfuerzo, en un entorno tan necesitado como el de muchas familias gitanas.

• Desde un punto de vista socio-antropológico, se ha señalado que la propia estructura organizativa tradicional del trabajo de las familias gitanas, se adecua y ha sido utilizada para la venta de drogas.

Si la imagen del gitano como vendedor de drogas ha tenido cierto éxito en la representación social hasta conformar un nuevo estereotipo, la figura del gitano como consumidor, como drogodependiente, ha quedado sin embargo más oculta o se le ha prestado menos atención.

A menudo se desconoce o ignora la realidad de los efectos del abuso de drogas entre una población eminentemente joven y sometida a una fuerte mutación en sus señas de identidad. Es otra realidad oculta incluso dentro de la comunidad y que ocasiona que exista un importante sector de drogodependientes "abandonados" o desconocidos.

Existe una gran dificultad para realizar una estimación aproximada sobre la prevalencia de la drogodependencia en poblaciones gitanas. La ocultación del consumo por parte de las propias familias (por vergüenza, porque habrá dificultades para casar al hijo, porque puede ser una fuente de conflictos...), la menor demanda de atención en centros normalizados, la no recogida del dato de pertenencia a una etnia en las historias clínicas de estos servicios... hacen que sea más difícil una estimación entre los gitanos que entre la población general.

No obstante, sí hemos constatado la relevancia que las organizaciones gitanas, los grupos de apoyo u otras entidades que trabajan con esta población, dan al fenómeno del consumo de drogas. Esta situación presenta una serie de coincidencias en la repercusión que el fenómeno de las drogas y el VIH/SIDA está teniendo entre los gitanos europeos:

• El consumo de drogas está teniendo una importante incidencia en la población gitana. Hemos de pensar que se trata de una población "joven" (por poner un ejemplo diremos que el 65% de los gitanos españoles tienen menos de 25 años y este fenómeno se repite en los distintos países europeos). Los datos disponibles sobre los drogodependientes gitanos, indican una edad de inicio en el uso de drogas es inferior en 2 ó 3 años a la del resto de la población consumidora.

• Hemos constatando la incorporación de jóvenes y niños gitanos de sectores marginales, en el uso precoz de drogas, que igualmente requiere una actuación específica que no se está produciendo.

• Los drogodependientes gitanos no acceden a los servicios de atención y tratamiento de las toxicomanías, ni se benefician de los programas de reducción de daños existentes en nuestros países. Esta situación se debe a la desconfianza y falta de información entre los gitanos y a la incapacidad de los dispositivos asistenciales para adaptarse y llegar a este tipo de población.

• Los gitanos no se benefician en la misma medida de las políticas y programas de prevención primaria y secundaria que se realizan para el resto de la población, tanto referidas al consumo y uso de drogas, como de información sobre SIDA, programas de intercambio de jeringuillas, etc.

• Se empieza a constatar en algunos países una tasa mayor de casos de VIH/SIDA en relación al resto de la población drogodependiente, junto con la inexistencia de medidas de prevención de contagios ni de uso de terapias farmacológicas de contención.

• La falta o insuficiencia de medidas de atención y de prevención adaptadas a esta población, está ocasionando la cronificación de usos problemáticos de drogas, de los problemas psicosociales de estos individuos y de las enfermedades asociadas a estos usos de drogas.

Es frecuente oír a los gitanos lamentarse del peligro que les traen las drogas "nada ha podido con nosotros y las drogas nos pueden destruir", "el que trafica o el que consume drogas no es (un verdadero) gitano".

Las drogas están afectando a aspectos sensibles de la convivencia, la estructura social y los mecanismos de control social de los gitanos. Una de las razones por las que las drogodependencias se han convertido en uno de los principales "problemas" en el discurso social, es quizás por su capacidad para producir la destrucción de las personas, por llevar el drama a las familias... Estos aspectos toman un cariz más agudo en una población donde el papel del colectivo y de la familia son cruciales, donde el individuo lo es en relación a su grupo, al sistema de parentesco del que recibe su personalidad social.. Afecta por tanto a aspectos estructurales de la comunidad de una forma desconocida hasta ahora y transmite una sensación de peligro y alarma y unas situaciones novedosas a las que no se sabe como responder. La venta de drogas, la nueva fuente de ingresos, ha socavado en ocasiones la autoridad y prestigio de los mayores.

"La droga" es además un referente que oculta otros problemas. Si esto ha sido y es así para toda la sociedad lo es quizás más para los gitanos. Ya nos hemos referido a los procesos de exclusión y de xenofobia que han recibido nuevos alientos con la excusa de las drogas. La drogodependencia está afectando a determinados grupos de gitanos, produciendo o incrementando procesos de desestructuración social, familiar y cultural en una población ya de por sí vulnerable.

Se trata pues de un fenómeno europeo que necesita respuestas globales a situaciones a menudo cronificadas, que vienen a sumarse y a exacerbar un proceso de marginación y desadaptación social que en algunos casos habían comenzado a solventarse. El desplazamiento de grupos de gitanos de la Europa del Este está comenzando a agravar esta situación y nos enfrenta a la necesidad de contar con estructuras de respuesta conjuntas y válidas.

Uno de los objetivos de este documento es marcar una líneas de actuación que puedan dar respuesta a una problemática que está afectando a algunos sectores de la minoría gitana. El inicio de una acción de estas características supone la movilización de importantes recursos económicos y personales y la generación de expectativas que es preciso rentabilizar garantizando su continuidad.

Nos encontramos entonces frente a la necesidad de seguir avanzando y profundizando en las vías ya iniciadas y de empezar a abrir otras. Estos retos para la acción podrían concretarse en dos niveles de intervención:

n Ambito europeo

Es necesario que la "cuestión gitana", sus necesidades, sus aportaciones, sus aspiraciones, las problemáticas a las que están sometidos… estén reconocidas y contempladas en la planificación de las políticas que se llevan a cabo desde las instituciones y los programas europeos.

En el terreno de la salud y más específicamente en el de las drogodependencias y el VIH/SIDA, sería necesario promover políticas y marcar líneas de actuación y prioridades en la intervención que faciliten que la población gitana se beneficie de los recursos técnicos, financieros…. que en los últimos 15 años se han dedicado a frenar o paliar los efectos de estos fenómenos, a los que sí ha tenido acceso la población general. Nos estamos refiriendo tanto a dispositivos asistenciales como a programas de prevención o de redución del daño.

La red Sastipen pretende reivindicar este espacio, como plataforma desde la que impulsar acciones encaminadas a que la población gitana europea se beneficie de la implementación de políticas y recursos como ciudadanos europeos de pleno derecho.

n Ambito nacional:

Es necesario que los diferentes estados reconozcan la diferencia y la necesidad de aplicar políticas coherentes en base a esta diferencia.

No se trata de crear recursos específicos para gitanos, porque esto provocaría aún más discriminación, sino de que desde las políticas nacionales se pongan en marcha actuaciones específicas que tengan como objetivo la utilización normalizada de los recursos. La teórica igualdad de todos los ciudadanos europeos, está provocando en la práctica discriminación de minorías y de grupos socialmente desfavorecidos, por lo que es necesario emplear estrategias diferenciales para conseguir una igualdad real.

En el plano de las políticas de los estados de la Unión Europea, serían los Planes nacionales, regionales y locales los encargados de implementar estas líneas de intervención, ya que son los más cercanos a los ciudadanos y los que pueden concretar las acciones que supongan un impacto directo en los usuarios.

Todas estas políticas deben concretarse en la definición de prioridades específicas para la acción y de estrategias de intervención.

Nuestra experiencia de intervención en drogodependencias y VIH/SIDA con población gitana, aporta un modelo de intervención y una serie de estrategias de actuación suficientemente contrastadas, que ya están empezando a dar frutos y que demuestran que intervenir es posible.

La comunidad gitana europea, está comenzando a reaccionar frente a esta situación y, si en un principio las organizaciones y los grupos que trabajaban con gitanos evitaban tratar estos temas por miedo a transmitir una imagen que les asociase con las drogas o el SIDA, actualmente se está imponiendo la necesidad de dar respuesta a esta situación, realizando acciones de prevención en su comunidad y colaborando con las instituciones de atención a los drogodependientes.

En algunos países comunitarios, la inexistencia o poca presencia de un movimiento asociativo gitano, dificulta el desarrollo de acciones de prevención y asistencia, o en todo caso, reduce el impacto sobre los destinatarios finales de las acciones realizadas por otros organismos o administraciones.

En este sentido no se ha consolidado una línea de intervención en drogodependencias con grupos específicos, como puede ser el caso de la población gitana:

• Se mantiene el discurso de la no discriminación, que se traduce en resistencias a introducir cambios para adaptar el funcionamiento de los servicios a las nuevas poblaciones.

• No existen por parte de los responsables de la administración, criterios comunes sobre cómo abordar la intervención con población gitana.

• Sigue siendo necesario consensuar unos modos de hacer donde la asistencia a los drogodependientes, las acciones de prevención y el resto de actuaciones con gitanos, respondan a una concepción de las drogodependencias, se aborden de manera integral e incorporen elementos propios de la población con la que se interviene.

Si en el terreno de la asistencia a los drogodependientes gitanos existen importantes carencias, el campo de la Prevención no existe en la práctica. Los esfuerzos de información, formación y oferta de alternativas que se han dedicado a la población general han tenido poco eco en la población gitana.

La prevención es una de las principales apuestas que se deben de desarrollar con las poblaciones gitanas:

• Los jóvenes gitanos europeos suponen más de la mitad de la población gitana en su totalidad; son jóvenes con dificultades de identificación con una cultura en pleno proceso de transformación y que aún hoy abandonan pronto las aulas y no cuentan con alternativas fáciles de cara a su incorporación social. Están inmersos en una cultura que hasta hace poco tenía programado el paso directo de la niñez a la edad adulta y en la que no había irrumpido la adolescencia con sus dificultades. Es una población en definitiva con importantes dificultades y riesgos que es preciso contemplar.

• Es urgente actuar en los contextos más deteriorados donde hay menores expuestos a la disponibilidad de drogas y con ausencia casi total de cualquier otra actividad alternativa.

• En la mayoría de las situaciones los programas de prevención no pueden sino ir acompañados de medidas más amplias e inespecíficas que contemplen aspectos educativos y de apoyo a su incorporación sociolaboral.

3) Las necesidades asistenciales: Servicios normalizados, programas adaptados

En el terreno de la asistencia a los drogodependientes gitanos queda también mucho espacio por recorrer. Ya hemos indicado que la atención se debe de prestar en la buena red de dispositivos asistenciales existentes en nuestro país, pero es preciso avanzar en mejorar las condiciones que hagan posible esa atención:

• Los programas de Metadona se han mostrado como una buena puerta de entrada en la red asistencial. Su baja exigencia y su funcionamiento flexibles los hacen en la práctica "dispositivos más interculturales" y adaptados a los gitanos. En todo caso han de ser una puerta de entrada y no siempre un recurso finalista.

• Los centros asistenciales pueden (y deben, si tienen población gitana en su zona de actuación) poner los medios y las estrategias necesarias para facilitar el acceso de los drogodependientes gitanos y su permanencia en los procesos de tratamiento flexibilizando alguno de sus mecanismos, contando en el equipo con educadores gitanos o profesionales conocedores de esa cultura; colaborando o coordinándose con figuras o estructuras que puedan ejercer un papel de mediación, etc.

4) Los programas de reducción de daños y el SIDA

Otro terreno en el que se avanzado muy poco, es el relacionado con las acciones paliativas, la información y medidas de prevención del contagio del VIH y los cuidados a las personas con SIDA.

• Los datos de los que disponemos indican que el VIH y el SIDA están teniendo una importante repercusión en la comunidad. Los afectados y sus familias ocultan los casos y no se conoce la situación serológica de las personas que tienen prácticas de riesgo. Así mismo podemos constatar que no se llevan los controles médicos adecuados ni se siguen las terapias farmacológicas que cada vez son más eficaces. En general se tiene un gran desconocimiento, miedo y desinformación en todo lo relacionado con el SIDA. Esta situación requiere respuestas más atrevidas y urgentes, pero a la vez respetuosas con el sentir y la forma de actuar de los gitanos si se quiere que resulten eficaces.

• Son necesarias actuaciones de sensibilización y de información de calidad sobre el fenómeno y cómo prevenirlo, utilizando los medios adecuados para que el mensaje llegue a sus destinatarios: campañas y materiales adaptados, espacios grupales de carácter educativo, introducir este tema en los espacios de formación que ya existen con grupos de gitanos y gitanas, etc.

• Son necesarias intervenciones de carácter psicosocial específicamente dirigidas a los afectado y a sus familiares más directos. Las iniciativas de reducción de riesgos han de llegar también a los gitanos en las zonas más marginales. La información adaptada sobre los riesgos y las medidas de protección, la facilitación de jeringuillas y el fácil acceso a los programas de mantenimiento con metadona, son medidas que hay que incluir en un plan de actuación con esas poblaciones.

5) La imagen social de los gitanos.

Ya hemos señalado cómo los temas relacionados con las drogas están teniendo una incidencia negativa en la percepción que el resto de los ciudadanos tienen de los gitanos y que viene a sustituir o sumarse a los antiguos estereotipos que sobre esta población circulan.

Uno de los objetivos de nuestra intervención (como red europea directamente implicada y comprometida con los gitanos) y deseamos que del resto de instituciones ha de ser:

• Cuidar los mensajes que se transmiten
• Respeto cultural que se transmite en forma de potenciación de esos aspectos culturales
• Ocupar espacios para los gitanos.

Creemos que las iniciativas que se desarrollen con la comunidad gitana han de ir orientadas a propiciar el cambio de imagen de este colectivo, proponiendo modelos adecuados que desmonten los estereotipos y prejuicios habituales.

En este mismo sentido, conviene insistir e influir pedagógicamente sobre el tratamiento que los mass media aplican a las informaciones relacionadas con las drogas y la minoría gitana. Se trata de evitar que se conviertan en generadores o amplificadores de visiones estereotipadas y sesgadas de la comunidad gitana.

6) Una estrategia de trabajo con gitanos: Las figuras de mediación

Una estrategia que hemos contrastado y sabemos que puede producir buenos resultados es fomentar la incorporación de figuras o de estructuras de mediación en la intervención con la comunidad gitana.

Las dificultades en la incorporación y mantenimiento de los drogodependientes gitanos en los procesos asistenciales y en el desarrollo de iniciativas de prevención se puede ver paliado si los servicios asistenciales cuentan con educadores u otras figuras conocedoras de la población gitana. Las propias asociaciones gitanas o los grupos que trabajan con esta población deben asumir esta tarea, junto con la implicación de los servicios y los planes locales y regionales sobre drogas para incluirlas en los mismos.

Esta apuesta implica un trabajo de sensibilización con los servicios, la administración y las asociaciones o los grupos de apoyo. Implica igualmente un esfuerzo en la formación y capacitación de las figuras de mediación y por último, dedicar voluntades y medios suficientes para que la incorporación de los mediadores sea real.

Uno de los principales objetivos es incorporar a la propia comunidad gitana como actores en intervención, en la idea de que sólo si se produce esta implicación será posible optimizar los resultados de cualquier actuación preventiva o asistencial. Además de una tarea previa de sensibilización, es preciso "acompañar" y asesorar a estas organizaciones en el desarrollo y gestión de las acciones que van a realizar.

El fomento del tejido asociativo allí donde no existe, nos parece una prioridad y una condición previa que garantiza la eficacia de las acciones que se emprenden.

8) Acciones formativas.

La formación es una de las herramientas básicas en el desarrollo de esta intervención. Hace falta crear varios espacios formativos que dirigidos a los dos agentes fundamentales de la intervención:

A) Miembros de las organizaciones gitanas y de los grupos de apoyo: Se les debe brindar una formación dirigida a facilitar el conocimiento de los procesos de la drogodependencia, sobre conceptos y estrategias básicas de Prevención, sobre rudimentos para la planificación y ejecución de proyectos de prevención...

B)Profesionales de los servicios de atención para drogodependientes: La formación en este caso, se debe dirigir a facilitar su conocimiento sobre aspectos de la cultura gitana, sobre las necesidades y posibilidades y condiciones para la intervención.

La existencia de materiales (divulgativos, educativos, de formación o de apoyo a la intervención) adaptados a la población gitana, es una condición indispensable para garantizar la eficacia de las intervenciones. Las campañas divulgativas sobre el SIDA o las drogas que se han realizado, han tenido escaso o nulo eco entre la población gitana. En ocasiones por que los canales utilizados no han sido los adecuados y otras veces porque los mensajes y la forma no han tenido en cuenta las peculiaridades de algunos grupos específicos de población, como ha sido el caso de los gitanos.

Este proyecto ha iniciado una línea de trabajo que apunta a la generación de materiales dirigidos a:

Otra estrategia básica es el trabajo con los técnicos de los servicios de atención para drogodependientes. Si uno de los principales problemas detectado es la dificultad que tienen los drogodependientes gitanos para acceder a los servicios de atención, es preciso sensibilizar a este colectivo para que adapte las estructuras de sus servicios de manera que se facilite la incorporación de los gitanos y se garantice que reciban el tratamiento adecuado. En este sentido, las acciones desarrolladas deben apuntar a conseguir espacios de encuentro y formación, donde se den a conocer las peculiaridades y problemas específicos de los gitanos. Es necesario garantizar las bases para un trabajo conjunto entre los centros y las comunidades gitanas orientado a facilitar la detección, acceso y mantenimiento de los gitanos drogodependientes en los servicios de atención y su posterior inserción en la comunidad.

Las administraciones locales, regionales o centrales cumplen un papel básico en el diseño de prioridades y políticas de intervención. La atención al colectivo gitano precisa contar con su implicación y para ello es necesario realizar una tarea de sensibilización y de "pedagogía" con los responsables de estos ámbitos.

Con una población presente en los países europeos y que presenta una problemática y unas necesidades similares en relación con el fenómeno de las drogas y del SIDA, la cooperación transnacional aparece como una estrategia con un alto potencial. El intercambio de experiencias, el aprovechamiento de prácticas, modelos o instrumentos que han resultado eficaces en otro país, son algunas de las ventajas evidentes.