Nadie en su sano juicio
estaría en condiciones de afirmar actualmente que a lo largo de estas
décadas la situación de la comunidad gitana no ha cambiado para bien; y
este mérito se debe fundamentalmente a los propios gitanos y gitanas, al
progreso social, político y económico que se ha dado en España y
también, en parte, -porqué no decirlo- al esfuerzo realizado por
múltiples asociaciones nacionales y locales que se han comprometido con
esta tarea en la que los Secretariados Gitanos, además de ser parte,
fueron los pioneros.
La historia de los Secretariados, por otra parte, está ligada a personas,
payas y gitanas, que, compartiendo ilusiones, dedicaron muchos esfuerzos y
años de su vida a la labor de promoción del pueblo gitano; personas bien
conocidas en el movimiento gitano y que se convirtieron en referentes en
cada uno de los lugares en donde surgían los Secretarios. Por citar
algunas de mayor relevancia nacional, podemos hablar de pioneros como
Jorge María Garcia Die, el Tío Peret, Juan de Dios, Antonio Silva,
Alberto García Ruir y otros que aún permanecen, como Pedro Puente,
Antonio Torres, Julia Chávarri, Bartolomé Jiménez, Consuelo Dueñas…
LOS
INICIOS. (Los años sesenta)
Es bien sabido que los orígenes del Secretariado Nacional
Gitano y de los Secretariados locales, están vinculados a la Iglesia
Católica, en concreto a la Comisión Episcopal de Emigración quien los
promueve por sucesivas diócesis. La asistencia religiosa y social que la
Iglesia ha prestado a los gitanos a través de sus organizaciones
benéficas es histórica (como botón de muestra podemos recordar las
obras del Padre Manjón y Poveda) pero en el año 1965 su implicación
pasa de estar centrada solo en determinadas personas a constituir una
labor institucional de la propia Iglesia Católica con la creación de los
Secretariados Gitanos a lo largo de toda la geografía española.
A ello contribuye la Primera Peregrinación Internacional de los gitanos a
Pomezia (Italia) el 26 de septiembre de 1965, en la que, a decir por el
propio mensaje del Papa, la presencia de los gitanos españoles fue
numerosa y activa: "Un saludo también para vosotros, queridos
gitanos venidos de España. Nuestra palabra tiene un acento de gratitud
particular por el entrañable afecto con el que habéis llegado aquí. Lo
estamos leyendo en vuestro semblante. Sabemos además cómo en medio de la
dureza de vuestra peculiar vida, surge como flor en la escarpada, la
expresión artística con que os convertís en mensajeros de alegría, y
cómo cobra no raras veces matiz sagrado". Las palabras de Pablo VI
dirigidas a los gitanos proseguían: "En la Iglesia vosotros no
estáis al margen, sino en el centro… Estáis en el corazón de la
Iglesia porque sois pobres y estáis necesitados de asistencia, de
instrucción y de ayuda". Este mensaje de ánimo desencadenó en las
distintas diócesis españolas la implicación activa por la promoción de
los gitanos, no sólo de sacerdotes y religiosas, sino también de muchos
seglares, entre ellos no pocos gitanos.
A esta peregrinación internacional de los gitanos en 1965, le seguirían
otras como la de Lourdes en 1966, Alemania en el 67, Zaragoza en el 68 y
simultáneamente se irían desarrollando otras Jornadas de convivencia
nacionales, como la de Barcelona, la del Valle de los Caídos de Madrid,
etc. Asimismo, se celebraron romerías, algunas de las cuales siguen
existiendo actualmente, siendo las más simbólicas las de Cabra en
Córdoba y Virgen de los Remedios en Fregenal de la Sierra. En estas
convivencias participaban personas, gitanas y no gitanas, que estaban
creando los sucesivos Secretariados Gitanos a lo largo de toda España:
Huelva, San Sebastián, Córdoba, Teruel, Vitoria, Zaragoza, Valladolid,
León y tantos otros lugares. La revista Pomezia, para muchos hoy
desconocida pero pionera en aquellos momentos, servirá de canal de
comunicación para intercambiar experiencias, darse a conocer, difundir
actividades, etc.
Aunque con medios insuficientes y con muy pocos apoyos, pero sin duda con
muy buena voluntad y entrega, se fueron dando en aquellos momentos los
primeros pasos en la promoción de la comunidad gitana. Hoy, al echar una
mirada retrospectiva, podemos constatar cómo fue en aquellos momentos, en
los que además se estaba produciendo un fuerte proceso de migración de
los gitanos de las zonas rurales a las ciudades, cuando en muchos
municipios se pusieron las primeras bases para que los gitanos contasen
con la documentación necesaria (DNI, libro de familia, censo) para poder
acceder a los servicios públicos a los que tenían derecho como el resto
de los ciudadanos: escuelas, hospitales, viviendas, etc.; simultáneamente
se favorecieron muchos espacios de convivencia y de encuentro entre
gitanos y no gitanos, que facilitaron el reconocimiento y las aceptación
mutua.
LA
LLEGADA DE LA DEMOCRACIA. (La década de los 70)
Con la década de los 70, el régimen político dictatorial
toca a su fin; fue entonces cuando se produjo la emergencia del movimiento
asociativo en España y, en consecuencia, de la sociedad civil organizada:
asociaciones de vecinos, asociaciones de padres, sociedades culturales y
deportivas, sindicatos, partidos políticos, colectivos de profesionales,
etc. Bajo el paraguas de una Ley de Asociaciones, promulgada en 1964 -y
aún todavía en vigor- y, por lo tanto, en plena dictadura, los diversos
colectivos y grupos sociales comienzan a organizarse y a tomar una
dimensión pública.
A este fenómeno tampoco fue extraña la comunidad gitana y fue en estos
momentos cuando surgieron las primeras asociaciones en este ámbito: el
Secretariado Nacional de Apostolado Gitano y los Secretariados Diocesanos,
que habían actuado en solitario en España hasta el año 70, se verán
acompañados ahora por una serie de asociaciones de carácter civil y
aconfesional; por citar solo las de ámbito nacional, destacamos la
Asociación de Desarrollo Gitano (1970), la Asociación Nacional Presencia
Gitana (1972), la Asociación Española de Integración Gitana (1977) y la
Asociación Acción Social Gitana (1978). Este fenómeno, no solamente se
produce en el ámbito nacional, sino que en muchos municipios irán
apareciendo asociaciones gitanas locales; es de destacar que buena parte
de ellas fue promovida por las propias personas (gitanos y payos) que
hasta esos momentos habían estado en los Secretariados; de este modo
muchos de los Secretariados, a lo largo de las décadas de los setenta y
de los ochenta, se irán transformando en asociaciones y otros
extinguiéndose.
El año 1978 supondrá un paso fundamental y definitivo en la garantía de
los Derechos Fundamentales de los gitanos y las gitanas y en su
reconocimiento como ciudadanos plenos. La promulgación de la
Constitución Española y especialmente su artículo 14 ("Todos los
españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social")
disipará cualquier duda sobre los derechos de los gitanos e invalidará
los artículos 4, 5, y 6 de la Ordenanza reformada de la Guardia Civil,
que a tanta persecución y maltrato de la comunidad gitana contribuyó.
Será también en estos momentos, durante el gobierno de UCD, cuando se
cree la Comisión Interministerial, basada en el artículo constitucional
anteriormente citado y en el principio de política social de
"promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del
individuo y los grupos en que se integra sean iguales y efectivas";
dicha Comisión, en cuya creación influyó de modo determinante la
presión de las asociaciones gitanas, fue el primer y único intento serio
de abordar la cuestión gitana de modo global, pero desafortunadamente no
llego a tener efectos prácticos.
Conviene destacar en esta etapa, sobre todo a finales de la misma, dos
líneas de actuación del Secretariado Nacional Gitano por su relevancia a
nivel nacional: la primera de ellas es en el campo educativo, con la firma
de un Convenio con el Ministerio de Educación y Ciencia, sobre la
"transformación y creación de unidades puente para niños
gitanos" que partía del hecho de que "hay circunstancias en las
que es preciso poner previamente a los gitanos en condiciones mínimas
para llegar después a la integración en los colegios normales u
ordinarios". El objetivo de este Convenio fue poner en marcha una
serie de aulas de transición dirigidas a aquellos niños gitanos (no a
todos), que por distintas razones (edad, movilidad, hábitat) no estaban
en condiciones para incorporarse a las escuelas ordinarias, y entendida
ésta como "una acción especial en orden a integrarlos en centros de
enseñanza en igualdad de derechos con el resto de los españoles,
eliminando toda consideración y tratamiento discriminatorio". Con
motivo de este Convenio, que duraría hasta 1986, se llegaron a crear más
de ciento cincuenta aulas en el conjunto del territorio nacional.
Junto con la puesta en marcha de las Escuelas Puentes, en la mayoría de
los Secretariados Gitanos se desarrolló una importante labor en la
educación de adultos, dado que en aquel momento buena parte de la
población gitana era analfabeta. Este trabajo favoreció la coordinación
del colectivo y permitió que muchos obtuvieran permisos de conducir.
La otra actuación de esta época que merece especial mención fue la
promoción y desarrollo del Estudio sociológico sobre los gitanos
españoles iniciado en 1979 y finalizado en 1982. Este estudio
sociodemográfico, que es el único de ámbito nacional que se ha llevado
a cabo sobre la población gitana, fue de gran importancia para conocer
sus condiciones reales de vida. Desdichadamente, por causas que no viene
al caso mencionar, no fue publicado en su momento. Posteriormente, basado
en dicho estudio, se publicaría el de 1987, que es un extracto de los
datos más relevantes del anterior.
LA
CREACIÓN DE LA ASGG: LA EMANCIPACIÓN. (La década de los ochenta)
En el año 1982 se produce la creación de la Asociación
Secretariado General Gitano (ASGG) como entidad civil sin ánimo de lucro.
La Asociación se constituye por una asamblea de socios, con personas
gitanas y no gitanas procedentes normalmente de Secretariados y
asociaciones gitanas, y es dirigida por una Junta Directiva de siete
personas entre las que hay, asimismo, gitanos y no gitanos. La decisión
de constituir la asociación, obedece tanto a razones de índole
logística como a una opción de fondo; entre las primeras, la fundamental
era crear una entidad jurídicamente independiente de la Comisión
Episcopal de Migraciones, que de una manera más ágil permitiese
contratar a los maestros de las Escuelas Puente que se habían abierto en
diferentes lugares de España. Las razones de fondo obedecieron a
decisiones institucionales y a la voluntad de disociar el trabajo social y
el trabajo pastoral que se desarrollase con gitanos: la Iglesia (a través
de la Conferencia Episcopal), entendía en aquél momento que tenía una
misión importante con la comunidad gitana, tanto en el campo social como
en el campo pastoral. La Misión Pastoral debía de llevarse directamente
desde la propia Comisión Episcopal de Migraciones, a través del
Apostolado Gitano, los delegados diocesanos, etc. La misión social, por
el contrario, debería de ser impulsada y alentada por la propia Iglesia,
pero llevada a cabo por una entidad independiente con estructura jurídica
propia y de carácter democrático, abierta no solo a personas de la
Iglesia sino a todas aquellas que compartiesen los fines y el objeto
social de la promoción de los gitanos: esto se haría a través de la
ASGG.
Estamos por entonces en el período de los gobiernos Socialistas, época
en la que se producen tres fenómenos importantes que determinarán la
actuación del Secretariado durante estos años. El primero de ellos es el
proceso de descentralización de la administración pública desde el
Gobierno central a las Comunidades Autónomas, y la mayor asunción de
responsabilidades en el campo social por parte de los municipios. Este
proceso evoluciona a distintos ritmos, dependiendo de la Comunidad
Autónoma de la que se trate, pero los aspectos referidos a los servicios
sociales y, en algunas comunidades los educativos, serán los primeros que
se descentralicen. El papel del Secretariado en esta etapa no será tanto
gestionar recursos directos, dado que buena parte de ellos son
transferidos a las Comunidades Autónomas, cuanto apoyar a las
asociaciones y grupos locales.
El segundo fenómeno importante de la época es la implantación de la red
de los servicios sociales, a través del Plan Concertado y la consiguiente
Red de Centros de Base. La implantación de estos servicios, especialmente
tardía en nuestro país, será muy importante para la comunidad gitana.
Por eso, la actividad del Secretariado en estos momentos se centrará en
el desarrollo de investigaciones aplicadas, desarrolladas fundamentalmente
por el Grupo PASS, sobre la realidad de los gitanos en distintas partes
del Estado (Los gitanos en estado de extrema necesidad en Galicia (1983),
Asentamientos gitanos en Andalucía Oriental (1985), La comunidad gitana
de Donostialdea (1987)…) con objeto de contar con un mejor diagnóstico
de las necesidades de los gitanos y de las medidas a acometer.
Simultáneamente, y como consecuencia de estos estudios, se desarrollarán
cursos de formación dirigidos fundamentalmente a profesionales de los
servicios sociales, así como jornadas y seminarios. La extinción de las
Escuelas Puente (tras diez años de vigencia del Convenio concertado) por
la entrada en vigor de la LODE y la transferencia de las competencias
educativas a algunas Comunidades Autónomas, contribuirán a centrar la
actividad del Secretariado de manera aún más importante en los temas
relacionados con los servicios sociales, así como en los programas de
apoyo y seguimiento escolar y los cursos de formación profesional del
Plan FIP.
El tercer fenómeno relevante que se da en este período es la aprobación
y puesta en marcha del Programa Nacional de Desarrollo Gitano desde la
Dirección General de Acción Social. La demanda de un Plan Nacional
Gitano, en un momento en que se hacían planes nacionales para todo, fue
insistente por parte de muchas asociaciones gitanas, máxime cuando ya la
Comisión Interministerial estaba inactiva. En el año 1986 se puso en
marcha una Unidad Administrativa para el tema gitano dentro de la
Dirección General de Acción Social, y se habilitó una partida
específica de 500 millones de pesetas en los Presupuestos Generales del
Estado para dicho fin, a cofinanciar con las Comunidades Autónomas. Esto
tuvo la ventaja de que, aunque dependiendo de los asuntos sociales, había
un órgano administrativo interlocutor en materia de gitanos. Pero,
desafortunadamente, el Plan no llegó a ser tal y nunca se aprobó una
estrategia, con objetivos definidos, etc.
En el año 1998 se llevó a cabo una actividad que no por poco visible
deja de ser especialmente relevante para la historia del Secretariado. Se
trató de una serie de encuentros para el análisis y evaluación de la
actividad desarrollada por la ASGG. En concreto se llevaron a cabo tres
encuentros de reflexión, uno con promotores, otros con profesionales y
otro con gitanos, que pretendían analizar los resultados y utilidad de la
actuación que el Secretariado estaba desarrollando durante los últimos
años y definir los retos y prioridades para los próximos. Estos
Encuentros serían la base para el inicio de los planes estratégicos
cuatrianuales que comenzaron a desarrollarse en la década de los noventa.
LA
EXPANSIÓN (La década de los 90)
La década de los noventa supone un cambio importante en la
actividad del Secretariado: acompasado por el crecimiento que se estaba
dando en el Tercer Sector en el conjunto del Estado, el Secretariado no
solo crece en su volumen de actividad, sino que cambia el enfoque de la
misma, introduce nuevos procedimientos de trabajo, etc. Este crecimiento
del Secretariado no se vio acompañado por el de otras asociaciones
gitanas. Entre otros muchos, desatacamos una serie de elementos que pueden
ser definitorios de este período:
La actuación del Secretariado en este momento se orienta en dos
direcciones: por una parte se incrementa el volumen de prestación de
servicios finalistas, no solo en aquellos campos en los que ya se hacía
anteriormente (educación, a través de los programas de apoyo y
seguimiento escolar, y formación profesional a través de cursos del Plan
FIP, Casas de Oficios y programas de venta ambulante) sino que se abren
nuevas áreas de trabajo: programas en relación con la prevención de
drogas y VIH-sida, programas de jóvenes, becas para estudiantes, de
educación de adultos, de trabajo con mujer, trabajo en prisiones, etc.
Por otra parte, y simultáneamente a la prestación de servicios
finalistas, se da un impulso a la acción institucional, a través de
programas de asesoramiento técnico a las administraciones públicas:
actuaciones de apoyo al movimiento asociativo gitano, participación en
redes y plataformas de ámbitos que afectan a la comunidad gitana
(educación, salud, exclusión social, etc.), desarrollo y publicación de
herramientas técnicas y materiales de trabajo especializados y, sobre
todo, seguimiento de la agenda institucional con objeto de proponer a las
administraciones sugerencias y programas que puedan beneficiar a la
comunidad gitana, de modo que la opinión del Secretariado sea más tenida
en cuenta por las instituciones.
Esta nueva orientación y expansión conlleva simultáneamente no sólo el
incremento del número de trabajadores, sino una mayor
profesionalización; es decir más profesionales, más cualificados, más
heterogéneos (procedentes de distintos campos) y más fidelizados (por lo
tanto con un mayor conocimiento de la comunidad gitana).
En este momento se produce un hecho especialmente importante: la
incorporación de profesionales de etnia gitana a la plantilla,
especialmente con el perfil de mediadores; históricamente los gitanos en
el Secretariado habían estado en la Asamblea y en la Junta directiva,
pero en menor medida trabajando como profesionales; en este momento se
incorpora un número relevante de profesionales gitanos y se hace un
esfuerzo explícito por preparar y cualificar a éstos con objeto de que
todos los equipos sean interculturales.
La apertura a Europa es uno de las características fundamentales de la
actuación de la Asociación en esta época. Coincide este momento con la
puesta en marcha por parte de la Unión Europea de programas e iniciativas
comunitarias tales como Horizon, Integra Leonardo da Vinci o Sócrates, en
las que no solamente el Secretariado participó activamente, sino para las
que abrió las puertas a otras asociaciones y administraciones públicas.
De este modo programas e iniciativas que iban dirigidas a personas
excluidas, pero que en un principio no llegaban a la comunidad gitana,
fueron posteriormente más sensibles y permeables a esta realidad, hasta
el punto de que en algunas de ellas los gitanos acabaron siendo uno de los
grupos de actuación prioritarios.
Los programas europeos, por tanto, no solo han permitido al Secretariado
beneficiarse de unos recursos, sino que han traído consigo nuevos
contactos e intercambios de puntos de vista, aprendizaje de nuevas formas
de actuación y, en definitiva, mejora en las actuaciones. Es evidente que
en este aspecto el Secretariado se ha convertido en entidad de referencia
y placa giratoria que ha facilitado informaciones y el acceso de otras
muchas entidades a estos fondos y, en definitiva, que la comunidad gitana
no quedase excluida de estos recursos y estuviese ausentes de estos
programas.
Uno de los aprendizajes que ha traído consigo la participación en
programas y experiencias europeas ha sido contribuir a que la Asociación
se sitúe en un espacio y con un enfoque de acción más intercultural.
Respetando y apoyando a un movimiento asociativo gitano que
fundamentalmente se define como étnico (asociaciones promovidas y
participadas por gitanos para favorecer el protagonismo y liderazgo
gitano), desde el Secretariado se ha entendido que esta asociación debía
de convertirse en el espacio de lo intercultural, donde se encuentra una
armonía y un equilibrio en el que gitanos y no gitanos se entiendan y se
encuentren a gusto; y que esto, no es sólo una forma de trabajar, sino un
modelo organizativo.
El desarrollo de más proyectos y la expansión a distintas áreas de
actividad ha estado acompañado de una diversificación en las fuentes de
financiación y de una mayor continuidad de los programas. A pesar de no
contar prácticamente con ninguna fuente de financiación privada en este
período, se ha conseguido trabajar de modo continuado con varios
Ministerios (Trabajo, Asuntos Sociales, Educación, Sanidad) y mantener
una continuidad en los programas de modo que se puedan rentabilizar los
recursos económicos y obtener mejores resultados.
En la década de los noventa el Secretariado comenzó de nuevo a actuar
directamente en Madrid. Históricamente había dejado de hacerlo, pero en
estos momentos entendió que este municipio era un lugar donde la
comunidad gitana estaba necesitada de especiales apoyos y donde la
actuación de las asociaciones con la comunidad gitana era muy frágil. La
actividad en Madrid, especialmente con el Convenio de cooperación que se
ha mantenido con el Ayuntamiento en los últimos años, ha permitido no
sólo prestar servicios a la comunidad gitana madrileña, sino ensayar un
nuevo sistema de actuación a partir de Dispositivos de intervención
social de base territorial, implantados en los barrios en donde se
concentra un importante número de población gitana, que trabajan en
estrecha colaboración con los servicios del entorno y que persiguen
nuevos objetivos una vez que los gitanos han normalizado su situación de
acceso a la vivienda.
Fue también a principios de los años 90 cuando el Secretariado creó y
abrió al público un Centro de Documentación especializado en temas
gitanos para satisfacer una demanda creciente, que había por parte de
investigadores y profesionales, de publicaciones e informaciones sobre la
comunidad gitana. Una de las aportaciones más importantes de este Centro
ha sido el seguimiento del tratamiento que hace la prensa sobre los
gitanos. El Centro se ha visto reforzado en los últimos años con la
apertura de un Gabinete de Comunicación que trabaja de forma sistemática
en la transmisión de una imagen positiva de la cultura y la etnia gitana
a la sociedad.
Al igual que en el año 1988 se habían celebrado una serie de encuentros
para el análisis de la situación de la comunidad gitana y de los retos
que tenía que acometer la Asociación, a finales de la década de los
noventa se consultó a una serie de expertos con objeto de acometer nuevas
prioridades. Una de las conclusiones fundamentales que se extrajo de dicho
encuentro es que, en el futuro, el Secretariado debería trabajar más
desde la óptica de la ciudadanía, no solamente prestando servicios que
compensen las desventajas sociales que tiene la comunidad gitana, sino
intentando que los gitanos y gitanas asuman sus responsabilidades y estén
más presentes y activos en la sociedad de modo que sean ciudadanos de
primera.
CAMBIO
Y TRANSFORMACIÓN (A partir del año 2000)
Los contenidos de esta Revista se centran precisamente en la
presentación de algunas de las actuaciones que el Secretariado desarrolla
actualmente, así como en los retos que acometerá en el futuro próximo.
La creación de la Fundación como fórmula jurídica desde la cual el
Secretariado actuará en los próximos años, no es más que el intento de
encontrar un modelo organizativo que sea adecuado para los retos que nos
toca acometer. Pero este cambio no sólo es una modificación en la
naturaleza jurídica, sino que supone un paso muy importante de apertura y
pluralidad. El intento de incorporar en el Patronato de la FSGG personas
que proceden de distintos ámbitos institucionales y que tienen distintas
sensibilidades, significa partir del principio de que en esta sociedad,
que cada vez es más compleja, todos somos más interdependientes; y que,
por lo tanto, en la misión de promoción y desarrollo de la comunidad
gitana necesitamos apoyarnos payos y gitanos, entidades gitanas,
administraciones, entidades financieras, etc. Se trata de atraer e
implicar en la causa gitana a todas aquellas entidades que tienen algo que
decir y algo que aportar.
Esta nueva etapa viene además acompañada por una expansión del
Secretariado e implantación, con servicios directos, en el conjunto del
Estado. Expansión que, gracias al Programa Operativo Acceder, permite
plantear una estrategia de actuación a medio plazo (seis años), con una
implicación y trabajo en partenariado con administraciones autonómicas y
locales. Entendemos que esto, de nuevo, es una manera de actuar sumando,
implicando a las administraciones en la causa gitana, sensibilizando a las
empresas y a la sociedad, avanzando e innovando en los modos de hacer,
rentabilizando recursos y reforzando el papel del Tercer Sector.
En esta nueva etapa sin duda aparecerán nuevos retos, algunos de los
cuales ya se han iniciado; entre ellos el de la cooperación
internacional, no solo hacia la Europa del Este, (donde hay muchos gitanos
y por tanto podemos proporcionar muchos apoyos, así como enriquecernos de
otras ideas), sino hacia otros muchos países en los que habita la
comunidad gitana. El reto de impulsar las tareas culturales es otro tema
pendiente, así como el apoyo y la colaboración con las entidades gitanas
y otros muchos objetivos que sin lugar a duda se marcarán en el Plan
estratégico del que la Fundación se dote para el futuro.
En nuestra pequeña -gran historia- el Secretariado, como otras muchas
entidades, ha pasado por múltiples avatares, pero ha sabido mantener el
optimismo, sacar las lecciones del pasado y poner los ojos en el futuro.
Sin lugar a dudas, hay valores, estilos de trabajo y aspiraciones que
forman parte de nuestra esencia como entidad, porque son patrimonio
acumulado, e independientemente de la forma que tome ésta en cada
momento, siempre estarán presentes.
La interculturalidad como valor fundamental de nuestra entidad, que tiene
que estar no solo en nuestros discursos sino en nuestras prácticas y
modos de hacer; el partenariado como manera de trabajar, implicándonos y
colaborando con las administraciones y con otros sectores sociales, siendo
conscientes de que nadie tienen la respuesta absoluta pero que entre todos
podemos estar más cerca de conseguirla; la apertura como óptica de
trabajo, estando atentos a lo que se hace en otros sectores, en otros
países, en otros campos de actividad, conscientes de que nada es
directamente extrapolable pero que tenemos muchas cosas que aprender de
los demás; la innovación como manera de ver nuestro trabajo, no siendo
autocomplacientes con los resultados, sino siendo conscientes de que
siempre se puede mejorar.