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El machismo gitano (Marcos Santiago) [editar]

02 de Mayo de 2008

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Lo primero que todo el mundo piensa es que tradicionalmente la cultura gitana ha sido machista y qué queréis que os diga, pues que es cierto; pero también es cierto que desde que el primer hombre primitivo decidió marcharse a cazar mientras su compañera, con un embarazo avanzado, decidió quedarse en la cueva preparando la comida, todas las culturas de la Historia han sido machistas. Y además, especialmente dura ha sido la cultura latina en la que vivimos gitanos y no gitanos desde hace siglos. Sí, la cultura latina, o mejor, la tradición judeo cristiana preparó el caldo de cultivo perfecto para que la mujer durante muchos siglos haya sido algo así como la mejor mascota del hombre. Tened en cuenta, por ejemplo, que hasta hace muy poco tiempo la mujer no podía votar, es decir, incluso en regímenes mal llamados democráticos ni siquiera se cuestionaba que la mujer podía pensar en el futuro de este país.

Vosotros sois jóvenes y podéis creer que el mundo ha sido muy parecido al que ahora se os ofrece por las instituciones democráticas, pero lo cierto es que en España, esta sociedad es muy reciente, ya lo dice esa bella balada: 20 años no es nada. Yo, que soy abogado y además me gusta la Historia, os puedo decir que el machismo ha sido apoyado, fomentado y conservado por todos los sistemas políticos anteriores a 1978, fecha de la Constitución democrática española.

Incluso en las primeras décadas de esta democracia, los tres poderes del Estado apoyaron el machismo, tanto las sentencias de los jueces, como las leyes legislativas, como las actuaciones de la policía. La mujer estaba discriminada por todos sitios, pero como todos creíamos que esa posición secundaria de la mujer en la sociedad derivaba de de Dios, de la ley natural y de los principios generales del Derecho y la vida en sociedad, pues nadie protestaba y menos aún las mujeres que creían más que nadie en Dios y en la ley natural por la sencilla razón de que asistían activamente al milagro y misterio de la maternidad.

Antiguamente, la mejor mujer era la que más soportaba los defectos de su marido. Desde niños, en los colegios de primaria también se fomentaron estas costumbres: la mujer debía significar el apoyo más necesario para el hombre pero nunca las dos especies de seres humanos podían estar en pie de igualdad.

¿Cómo pudimos romper este esquema social? Con el desarrollo de la democracia, que predica políticas de igualdad entre hombres y mujeres. El universal acceso a la cultura que proporcionó la democracia, forzó a un cambio de conciencia social que obligó a los hombres a bajar al peldaño de la igualdad de sexos. Pero esto es relativamente desde hace poco tiempo. De hecho, a pesar de que llevamos 30 años de democracia, recientemente los poderes fácticos ha propiciado la creación urgente de un juzgado especial de violencia sobre la mujer para instruir delitos relacionados con las agresiones y asesinatos de mujeres a manos de sus parejas. Y esta violencia reciente y desconcertante surge por la sencilla razón de que después de siglos de historia de supremacía varonil, la reacción de algunos de ellos es la agresividad descontrolada motivada por la frustración que produce contemplar cómo las instituciones de los tres poderes del estado están dando los mismos derechos y obligaciones a hombres y mujeres. Las costumbres machistas son tan antiguas que pasaron a nuestra herencia genética, a los genes, a las neuronas y por tanto, estamos asistiendo a una guerra social entre los inadaptados a los nuevos cambios y los vanguardistas de esos cambios. El resultado de la contienda se deriva en una huida armada de las huestes del machismo, en la estrategia de retirada de tierra quemada que dice “O ERES MÍA O NO ERES DE NADIE”. En definitiva como dice otra canción, los hombres nos acostumbramos mal.

Y bien, después de esta pequeña introducción histórica ¿cómo ha afectado este proceso a la mujer gitana? Pues lo mismo, pero más lento y además multiplicado por dos.

Los gitanos han sido tan machistas como los no gitanos, exactamente igual, pero el gitano machista provoca más rechazo social por ser más desconocido y por tanto provoca más desconfianza. Para que me entiendan, el gitano machista parece más machista que el payo machista. Pero es cierto que actualmente vamos un paso atrás en todo ¿por qué? Porque lo que ha cambiado a los payos ha sido el acceso generalizado de la cultura y como los gitanos hemos sufrido leyes antigitanas prácticamente hasta 1978 que nos impidieron el normal acceso a la cultura pues somos en líneas generales menos cultos que los payos y por tanto más machistas. El machismo gitano no tiene nada que ver con sus costumbres porque las costumbres y tradiciones gitanas generales otorgan a la mujer un lugar preeminente en la pirámide familiar. La mujer gitana siempre ha tenido acceso al dinero familiar y al empleo, algo que a la mujer paya le estaba vedado. Los gitanos, a diferencia de otros pueblos, nunca hemos tenido una religión fanática que nos permitiera marginar a las mujeres. Pero la incultura ha potenciado el machismo porque machismo y cultura son dos conceptos tan distintos como enfrentados.

Pero igualmente no hay que olvidar que los gitanos hemos y sufrimos diferencias en la igualdad de trato, se nos ha subestimado, se nos ha prejuzgado negativamente siempre, se nos ha incomprendido y todo ello derivó en una desconfianza y un miedo escénico a los centros educativos y ese ha sido un problema fundamental en la integración total del pueblo gitano y sobre todo de sus mujeres. Como la gitana era más débil se creía que se la protegía más si se la alejaba en la adolescencia de centros educativos donde no se tenía en cuenta nuestra idiosincrasia y además, reitero, teníamos miedo a que a nuestros hijos se les mirara de reojo o se les tratara mal por el hecho de ser gitanos. Pero ahora todo está cambiando, La sociedad está cambiando. El acceso a la educación se está generalizando, y los colegios empiezan a tener una visión plural del ser humano. El payo ya no es el enemigo que te margina sino el compañero que te presta los libros si no tienes y el que quiere compartir tus tradiciones. La cultura democrática destruye los fanatismos, la cultura democrática hace que la diferencia no se vea como el motivo de una guerra sino el hallazgo de un tesoro.

-         Marcos Santiago Cortés

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